ZARAGOZA | Habrá tercer partido. Ha tenido que sufrir, y mucho, el Casademont Zaragoza para imponerse por 57-56 al Cukurova Mersin y forzar así el tercer partido de la serie de cuartos de final de Euroliga, que tendrá su desenlace en Turquía.
Más de dos minutos le costaba anotar a las rojillas, con un triple de Gulbe para voltear la canasta inicial de Mabrey (3-2). Aún así, el equipo de Carlos Cantero empezaba agarrotado y un parcial de 0-9 abría la ventaja para el conjunto turco (5-13). Un triple de Petra Holesinska daba aire antes de concluir el cuarto (9-15).
Del 14-20 tras un triple de Mavunga, se pasaba al 25-23 después de una gran nivel de juego de Casademont; incluyendo sendos triples de Vega Gimeno y Fiebich. Mabrey volvió a poner a las turcas por delante, y las rojillas sufrieron otros cinco minutos de sequía anotadora. A falta de 33 segundos, Diallo convirtió dos tiros libres, por lo que se pudo considerar una buena noticia llevar el partido vivo al descanso (27-30), después de un juego a rachas.
La segunda parte empezaba con grandes minutos de Diallo, tanto en posiciones en defensa como anotando cerca del aro. La defensa de Atkinson propiciaba los pasos de Copper. Cukurova paraba el partido después del parcial 7-0 de salida (34-30). El espectáculo de Fiebich era sideral. La teutona taponaba, anotaba y sacaba el adicional. Mariona brillaba con un robo al anticiparse al pase a la pívot rival, y el parcial fue de 16-0 (43-30), hasta que Kiss convirtió un triple ante Pointer. Un tiro a media distancia de Geldof dejaba el 45-39 a falta de un cuarto.
Los triples de Gulbe y Holesinska volvían a lanzar a Casademont Zaragoza al inicio del cuarto decisivo (51-42). Pero es muy difícil dejar KO del todo al Cukurova. Se volvían a reenganchar, con un triple a tablero de Mabrey y otra buena acción de Copper (53-49). A falta de 3.21 minutos, Mariona cometía su cuarta falta. Aún así, la de Calella convertía un canastón después de un triple de Copper (57-53). En el último segundo, no entró el triple de María Araujo y ello desató la euforia en la grada.