ZARAGOZA | El Real Zaragoza perdió en Can Misses ante el Ibiza (0-1), en un partido que siempre afrontó sin hambre, como si no le pudiera sentar bien. El equipo de Fran Escribá mostró su peor rostro competitivo y ofreció señales de desidia, un conformismo preocupante. El técnico le dio oportunidades a los secundarios y no mostraron intención de cambiar su suerte. El Ibiza creció con el paso de los minutos hasta que se encontró el gol en una gran acción de Raúl Sánchez y el Zaragoza no supo encontrar la respuesta. Jugó en horizontal y al ralentí, contagiado por el contexto de un partido que siempre vio como inoportuno. En los últimos minutos, ganó el campo rival: apretó pero nunca llegó a ahogar.
Cristian Álvarez (5´5): El Ibiza nunca le exigió demasiado en Can Misses y no pudo hacer mucho en el gol que cambió el partido. Solo dejó una parada en el encuentro y en la última jugada, buscó repetir el milagro del Anxo Carro. En esta ocasión no pudo ser.
Gaizka Larrazabal (4´5): A su fútbol no le falta voluntad, pero sí coherencia y sentido. Si llega a la línea de fondo, nunca cuida el centro. Parece veloz y potente, pero nunca logra sacar ventajas de sus condiciones.
Alejandro Francés (4´5): En la primera mitad, mostró personalidad y esa capacidad que tiene para actuar como último hombre. Se perdió, como todo el equipo, en la segunda mitad. Ekain le encontró las cosquillas en los duelos que llegaron entonces.
Lluís López (4): Desconcentrado y frío, fue la viva imagen de un grupo que no prestó la atención que el partido merecía. Estuvo chapucero en la salida del juego y perdió la marca en acciones decisivas. Posó en la foto del gol.
Gabi Fuentes (4´5): Condicionado por su tarjeta, Suleiman le ganó algunos duelos llamativos. Escribá le retiró del campo y el regreso de Fuentes duró poco. Su salida está próxima y no habrá grandes despedidas.
Manu Molina (4): Su técnico tuvo el gesto de ponerle en el once en su regreso a Ibiza. El mediocampista no pareció demasiado emocionado. Se equivocó poco, pero mostró un fútbol plano y sin encanto.
Jaume Grau (4´5): Correcto, pero tibio. Siempre da la sensación de que se conforma con poco. Y se sospecha también que tiene más fútbol del que muestra. Su mezcla con Molina recuerda al inicio de temporada y, por tanto, a un pasado que conviene dejar atrás.
Sergio Bermejo (6): Las mejores opciones del Zaragoza se acabaron con la lesión del madrileño. Sin ser un partido brillante del zurdo, es un jugador distinto, capaz de agilizar un partido cada vez más espeso. Pudo decir adiós a la temporada en Can Misses.
Tiago Bebe (6´5): Pidió el balón y asumió la responsabilidad. Entendió el progreso de sus compañeros en el carril y fue el camino más corto hacia el empate. No estuvo especialmente inspirado y, aún así, fue el mejor del ataque.
Víctor Mollejo (5): A su juego le falta pausa y un punto de inteligencia. Tomó ritmo tras su lesión y se ofreció siempre que pudo, pero sus jugadas se cierran casi siempre con más errores que aciertos.
Iván Azón (5): Voluntad e intención, pero poca lucidez. El canterano ha vivido un año difícil y se le nota en las acciones más cotidianas. Atacó el primer palo pero falló en el remate. Echa en falta a Giuliano Simeone y todo indica que tendrá que acostumbrarse.
Cambios del Real Zaragoza
Miguel Puche (4): Volvió a ser el primer cambio, pero perdió otra gran oportunidad. Estuvo discreto, lejos de ser ese jugador que agitaba los encuentros. Quizá demasiado pendiente de la táctica, no encuentra su sitio en este equipo. Se le ve herido en el ánimo y en el fútbol.
Pape Gueye (3): Es una causa perdida. Es difícil encontrar a un jugador tan limitado en el plano técnico como el nigeriano en la historia del Real Zaragoza. Lo mejor para él y para el club es que su relato aquí acabe pronto.
Carlos Nieto (4´5): El Zaragoza sujetó mejor la banda con su entrada, pero estuvo impreciso en las acciones individuales. Se contentó con centrar al bulto, a ninguna parte.
Tomás Alarcón (5): Sin hacer nada del otro mundo, le dio un punto de velocidad a la circulación. Pese a todo, está muy lejos de ser el jugador que el Zaragoza creía haber contratado en invierno.
Valentín Vada (4): Discreto, sin huellas en el juego ni en el partido. Asumió su marcha antes del encuentro y también durante el partido.
Entrenador:
Fran Escriba (4): Su punto de partida no fue bueno y el equipo se cayó en los minutos centrales del encuentro. La aceleración final del equipo pareció pura inercia, casi más por cumplir el expediente que por voluntad propia. Escribá no estuvo fino en casi nada, ni en el plan inicial ni en los cambios que llegaron luego. Fue el vivo reflejo de su equipo. También él se dejó llevar en Ibiza.