Casademont Zaragoza no pudo sacar una victoria de vital importancia ante el Río Breogán (88-90). Con esta derrota, ya son 11 en 14 partidos y los maños urgen de refuerzos en esta agónica situación.
El encuentro comenzó con un gran nivel de anotación por ambos conjuntos. Fisac optó por sacar a Simanic en el cuatro en lugar de Mekowulu, hecho que permitió abrir el campo y jugar pick and roll con comodidad. Un brillante 6/13 en tiros de campo permitió a los chicos de Fisac estar metidos en todo momento del cuarto, pero, frente a los 5 triples de Breogán, la defensa se eregía como un problema a mejorar durante el encuentro. La blandura defensiva en la zona y los continuos fallos en las rotaciones defensivas brillaban por su presencia.
El ataque y los espacios fue uno de los “pros” en este inicio rojillo. Los de Fisac se encontraban cómodos en ataque y el movimiento de balón era bueno, por lo que la búsqueda de hombres liberados era un éxito. Hlinason, Jessup y Wright fueron los artífices de ello. Un triple del ex zaragocista, Sergí García, ponía el 20-25 para finalizar el primer cuarto.
El segundo cuarto se basó en un aspecto fundamental: la intensidad. Ambos conjuntos depositaron más de ella en pista, subiendo líneas en defensa y convirtiéndolo en un partido más físico en todos los ámbitos. Mekowulu hizo un gran papel en esta tesitura; junto a él, Santi Yusta, quien fue el autor de la mayoría de los puntos de Casademont Zaragoza en este cuarto (13). Los rojillos controlaron el ritmo del partido en este tramo. Un ritmo rápido, fluido, a las órdenes de Yusta. Sin embargo, los grandes momentos de los de Fisac se veían reprimidos por grandes acciones individuales de los lucenses. Nakic y Lukovic fueron los encargados de no poner las cosas fáciles a los maños. Todo ello, dejaba el marcador en tablas al descanso con un 43-43.
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SEGUNDA PARTE
Casademont Zaragoza quería la victoria y así se reflejó en el incio. Los maños le mandaron un mensaje a Mrsic y los suyos en forma de 8-0 de parcial. Pero esto no se iba a quedar aquí. Rio Breogán no quiso descolgarse. Grandes penetraciones a canasta y buenas defensas colocaron el marcador 52-53, con su consecuente subida de intensidad. Pese al gran inicio ofensivo, los de Fisac no supieron encontrar la continuidad ofensiva idónea para romper el partido. Breogán logró un gran movimiento de balón, donde los rojillos sufrieron para llegar a defenderlo. El electrónico se iba 62-65 para afrontar el último tramo del encuentro.
En el momento más importante del encuentro, Casademont Zaragoza sufrió una desconexión de inicio. La defensa era escasa, y los problemas en ataque eran múltiples. El orden y la claridad había desaparecido. El pick and roll era ineficaz, y los esquemas en ataque no encontraron su lugar. Pese a todo, Mekowulu con un dos más uno, y el equipo con la grada más enchufada, lograba poner el 72 a 72 en el marcador a falta de 4 minutos para el final.
En el momento más crítico, Jessup se puso la capa de super-héroe y anotó un triple que levantó al pabellón. El nerviosismo era uno de los sintomas de lo que estaba pasando, Casademont Zaragoza la tenía cerca. Sergi García aniquiliaba las ilusiones mañas con un triple a falta de un minuto y medio. Otra canasta lucense ponía el 77-77. Howard Sant-Roos iluminó el camino con un tiro a media distancia que ponía el 79-77 tras una jugada sumida por el caos. Estaba cerca, y Hollatz, con un canastón en contacto empataba el partido. El cubano Howard se la jugó para ganar. Pero una jugada que se tomó con demasiada calma provocó una prórroga en el Príncipe Felipe.
El triple de Justinian que nos ponía por delante 💪 pic.twitter.com/lclQdWrJHH
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Los de Fisac sufrieron en la prórroga. No consiguieron encontrar un sentido al ataque, acumulando pérdidas y tirando a la desesperada. Frente a ellos, un Breogán que sí que tenía claro a lo que se tenía que jugar. Un gran acierto y una buena circulación colocaba el 82 a 85 en el marcador. La canasta de Wright acercaba a los maños en el marcador. Un dudoso arbitraje terminó de rematar a Casademont Zaragoza. Esta acción polémica facilitaba una canasta a los de Lugo que distanciaba el marcador a tres puntos. Con una falta rojilla finalizaban las opciones de este encuentro, que terminó 88-90.
Un final que se repite, partido tras partido, y que es el claro ejemplo de un ‘equipo’ que no necesita de rival para perder un partido… tras otro… el enemigo en casa…