Se acabó el 2018, el mejor año de la historia del Huesca y probablemente el mejor año del deporte del Alto Aragón. Empezó con ilusión pero con incertidumbre, recuerden que entre febrero y marzo el Huesca vivió dos meses para olvidar que casi ven como el equipo no levantaba de su crisis de resultados positivos tras un inicio tan ilusionante.
Después, ya saben: punto de inflexión, vuelta a la sonrisa, y la felicidad plena a finales de mayo.
El año termina con la pesadilla de ver al equipo en lo más alto del fútbol sin poder hacer pie en la terraza del primer piso, intentando escalar cada día, despellejándose las manos y cayendo al suelo una y otra vez.
Del partido de Mestalla qué decirles: que otra vez más de lo mismo, mucha blandura en ambas áreas, esta vez condenó mucho más el desacierto ofensivo que lo hecho en área propia, aunque Miramón regalara el primer gol seguramente sin pretenderlo y Santamaría salvara varios balones que se colaban con paradas de mérito.
Nadie se explica qué le pasó a Longo en esa jugada casi al final, y nadie se lo explica y casi ni se acuerda del árbitro, o de los árbitros, que bien pudieron pitar penalti, el principal Gil Manzano o el “Varman“, pero solamente a ellos les debió parecer poca cosa lo de Parejo o lo de Soler. Para rematar los males, mala elección de Longo, y otro castigo en forma de gol que le birló al Huesca un punto, que a fuerza de ser sinceros, quizá fuera lo justo.
Más allá de lo sucedido en el césped, la fotografía vuelve a retratar a los de siempre estos últimos meses. En la foto, el “supuesto” tercer portero, Roberto Santamaría. Que en la jornada 16 el Huesca haya empleado 3 porteros y no se haya sustituido a ninguno ni por sanción ni por lesión, lo dice todo. Nada más que añadir señoría.
De fondo, la sensación de que en estos tres meses y medio, si el Huesca hubiera tenido pólvora o acierto en ataque no tendría 8 puntos en el casillero, ya que le ha podido ganar al Real Madrid, el Getafe, el Levante y al Alavés, pero ha terminado perdiendo o empatando en el mejor de los casos. De tener esos 4 o 6 puntos más, ahora estaría peleando de tú a tú por salvarse, pero no. Está muy último, y ahora mismo, lejos de esa pelea, desgraciadamente.
Ahora llegan dos semanas de descanso, para casi todos. Ahora, a trabajar duro y de lo lindo aquellos que han suspendido rotundamente estos meses, porque ni acertaron en dirección técnica, ni en introducción a las cesiones ni en “fundamentos de goleador”, por poner algunas asignaturas.
El resto, a recargar pilas que falta hacen: los futbolistas para volver con mentalidad positiva, porque muchos no se merecen lo que están cosechando. Otros, estaría mejor que ni volvieran, pero la revolución me da en la nariz que será progresiva y no tan inmediata como algunos creen.
Para ustedes, lectores y aficionados, también un descanso no les vendrá mal, para alejar fantasmas y finales amargos, que unos cuantos ya ha habido. Y en enero, ya veremos. Parece lejano pero está muy cerca.
Descansen, casi todos lo merecen.