Quién juega con fuego se acaba quemando. El Real Zaragoza tras cinco partidos sin perder cayó derrotado 3-0 en Montilivi ante un Girona que cualitativamente superó a los maños. El resultado abultado distorsiona la realidad de un partido que estuvo marcado por el tempranero penalti anotado por los catalanes y por la falta de clarividencia, una vez más, de los aragoneses. Una derrota que vuelve a tirar hacia abajo a un Real Zaragoza incapaz de salir de una vez por todas de las peligrosas arenas movedizas del descenso.
Real Zaragoza, mismo once rumbo al rombo
Juan Ignacio Martínez no se complicó en Girona y decidió alinear a los mismos once jugadores de la semana pasada; con la excepción de Francés, con molestias físicas. El buen resultado final obtenido contra el Almería reafirmó una alineación falta de rodaje y de conexiones entre sus integrantes. No hay que olvidar que la victoria contra el cuadro andaluz de la semana pasada llega cuando JIM detecta las imperfecciones de un once titular deficitario.
Así pues, los zaragocistas saltaron al césped con los mismos hombres pero con distinto planteamiento posicional. Francho ejerció de ancla al lado de un Zapater encargado de saltar a la presión; Adrián se ubicó por delante de estos dos, y Sanabria, desde la derecha, bregó de dentro a fuera continuamente. Narváez a medias entre la banda izquierda y la delantera volvió a perderse en defensa, mientras que el Toro hizo la guerra por su cuenta en la punta de ataque. Un intento de 4-4-2 en rombo que durante los primeros veinte minutos alteró defensivamente a un Zaragoza dubitativo.
Un penalti desconcertante
El partido entre el Girona y el Zaragoza no se puede analizar sin tener en cuenta el penalti pitado a los 5 minutos. El cuadro gerundense saltó a la palestra con un punto de intensidad más que los maños, presionando y generando desde el inicio jugadas de ataque que no auguraban nada positivo para los visitantes. En una de estas, el veloz y hábil carrilero Yan Couto superó a Nieto en banda izquierda para poner un centro a la altura de Jair cuyo despeje resultó ilegal para el árbitro López Toca que pitó la pena máxima. Una dudosa mano del central portugués y el consecuente tanto de Stuani cambiaron por completo el plan de partido esperado.
A partir de ese momento, el Girona quiso aprovechar la desconcertante situación para hacer sangre en un equipo noqueado. La calidad técnica y el dinamismo de sus mejores hombres fueron suficientes para superar a un Real Zaragoza desajustado en defensa y escaso en ataque. El ritmo y la presión alta de los jugadores rojiblancos se mantuvo hasta los primeros veinte minutos, donde el Real Zaragoza por fin pareció asimilar todo lo que había sucedido. Unos veinte minutos marcados en parte por las desafortunadas decisiones tomadas por un superado López Toca.
Los mejores minutos del Real Zaragoza
Una vez superado ese momento de trance en el que el Zaragoza se encontraba a merced de un Girona deseoso de cerrar el encuentro cuanto antes, el equipo de JIM reorientó la situación y desplegó su mejor versión en el encuentro.
Tejero, titular ya asentado, marcó el inicio de este cambio de chip mediante una diagonal sublime hacia Narváez. La presencia del lateral madrileño en el once se debe entender como una herramienta ofensiva más, ya que su excelente golpeo de balón abre un abanico de posibilidades desconocidas para el equipo; aunque para ello haya que pisar campo rival con más asiduidad. Narváez esta vez no supo controlar un esférico que le situaba mano a mano contra Juan Carlos. Sería muy positivo explotar más esta vía para generar peligro.
Entre tanto, el Real Zaragoza encadenó los últimos veinticinco minutos del primer acto con los quince primeros del segundo a un buen ritmo competitivo. Narváez, harto de la soledad de la izquierda, pasó a moverse por la banda derecha en donde junto a Sanabria y Tejero intentó sacar más jugo ofensivo a las jugadas. Por su parte, Adrián desde la mediapunta leyó muy bien los espacios y generó varias situaciones de peligro gracias a su comprensión del juego. Puede que al hijo de Michel le falte velocidad y frescura pero entiende el juego como muy pocos jugadores.
Sin embargo, cuando más cerca estuvo el Real Zaragoza de empatar el partido fue a balón parado. El Girona no escatimó en faltas y cuando veía que los jugadores ayer vestidos de amarillo fosforito y negro se acercaban a zonas de peligro no dudaban en cortar en seco la jugada. El especialista Zapater protagonizó varios centros laterales y una falta directa que a punto estuvo de colarse en la portería local. A falta de pan buenas son tortas.
Un duro golpe y la sentencia del Girona
Ya adentrados en la segunda parte, el 4-4-2 en rombo parecía estar cuajando y el Real Zaragoza creía en poder puntuar en Montilivi. Además, el temible Stuani había abandonado el terreno de juego e Iván Azón ya corría en la delantera maña. Fue entonces cuando, a la hora de juego, llegó otro duro revés en forma de gol. Bustos remató a placer un delicioso centro lateral de Gumbau; Tejero volvió a perder su marca y Azón tampoco llegó a molestar al delantero rojiblanco. Un gol que doblaba la ventaja local y dejaba escocido al Real Zaragoza en sus mejores minutos.
Ya con tal desventaja en el marcador, el ritmo y la intensidad de los zaragocistas descendió. Eguaras y Bermejo sustituyeron a Zapater y Adrián recordando la nueva estructura en rombo, y el esférico pasó casi por completo a los dominios del Real Zaragoza. No obstante, y como viene siendo costumbre, los muchachos de JIM no son capaces de desatascar ningún encuentro a través del ataque poscional y el Girona fue consciente de ello.
Los minutos pasaban y pasaban y el Real Zaragoza se apagaba lentamente. Solo un débil remate de cabeza en el minuto 70 de Iván Azón hizo trabajar al guardameta del Girona en la noche de ayer. Al final, el Girona mediante Sylla amplió el marcador y el partido terminó con la sensación de que el gol inicial fue una losa demasiado pesada para un equipo que en las últimas jornadas se había acostumbrado a que la suerte le sonriera. Y esta vez no fue así.