El pasado domingo, la SD Huesca confirmó que David Ferreiro no continuaría en el equipo de cara a la próxima temporada. Aunque se especulaba con que el club había invitado al jugador a buscar otro equipo -al igual que con otros pesos pesados de la plantilla como el propio Insua, que también confirmó su marcha– gran parte del aficionado no quería reconocerlo.
La versión del gallego en esta temporada estuvo muy lejos de la acostumbrada, mermada por esa lumbalgia que le apartó de la rutina del equipo. Aun así, nadie puso en duda el compromiso del futbolista por la camiseta azulgrana y mucho menos su continuidad, ya que tenía contrato hasta 2023. Pero sí, David Ferreiro ya es historia… y duele, duele por muchos motivos.
Duele porque se va un jugador que quería un club con el que ha vivido su etapa dorada. Una relación de mutuo beneficio que comenzó en cuanto ambos cruzaron sus caminos. 216 partidos y muchos de ellos como capitán. Ferreiro se ganó rápidamente el cariño de todo el Alto Aragón por su calidad y, sobre todo, por su entrega. En el fútbol moderno, pocos quedan como él.
Y por eso mismo duele ver cómo un jugador tan pilar en los años gloriosos de la SD Huesca se marcha por la puerta de atrás. Sin tener la despedida merecida que tantos y tantos aficionados intentan expresarle ahora a través de las redes sociales. Mikel Rico no tuvo su momento en El Alcoraz al no ser cambiado por Xisco, Ferreiro ni siquiera sentirá el calor de los suyos.
Y esa sensación puede desembocar en miedo, un miedo a que el relevo fracase, a que se sufra una pérdida de identidad
Porque sí, en el fondo, duele ver cómo todos estos jugadores que han ayudado de manera gigantesca en el crecimiento del club van dando un paso a un lado. Porque nos recuerda que aquella gran hornada que con tan poco, hizo tanto, está llegando a su fin. Y esa sensación puede desembocar en miedo, un miedo a que el relevo fracase, a que se sufra una pérdida de identidad o a que la SD Huesca comience a navegar a la deriva en Segunda División.
Pero calma. A veces las despedidas, por muy dolorosas que sean, pueden traer tiempos mejores y nuevas oportunidades. El cambio iba a llegar tarde o temprano y los responsables deben trabajar para que esta transición salga de la manera más beneficiosa posible.
Mientras tanto, a ti, David Ferreiro, gracias, gracias y gracias por el legado que has dejado en la SD Huesca y por nunca reblar.