El Real Zaragoza vive una crisis institucional en el corazón de la temporada. La división en el consejo ha dejado de ser una sospecha de verano. Ahora es una de esas realidades que se palpan también en el invierno, en el medio de las navidades. Son días frenéticos, de guerras sin tregua, silenciosas, el escenario de una batalla poco armónica en los despachos. El consejo se divide y negocia sus acciones por su cuenta. El Real Zaragoza debe hacer frente de aquí a enero a unas obligaciones económicas que se cifran en 3 millones de euros. Posteriormente, se le suma la necesidad de cubrir otros 9 hasta final de temporada.
Ese estado de necesidad es de unos 12 millones de euros, casi la totalidad de su presupuesto. En las últimas temporadas, César Alierta había resuelto los problemas de tesorería a través de la cesión de préstamos participativos. Esa opción parece ya inviable, entre otras cosas porque el máximo accionista ha deslizado en varias ocasiones su intención de abandonar el club. En la actualidad, escucha la oferta de José María Gallego, a través de la mediación de Juan Uguet y Sáinz de Varanda.
La opción de José María Gallego y Odemira Capital para el Zaragoza
Gallego es consejero y accionista del Real Betis Balompié y dueño de un entramado financiero reconocido en España. Quizá la parte más llamativa de su consorcio es la Clinical Dental Company, que posee 80 sedes en el país y de la que es el presidente ejecutivo. Según anuncia José Miguel Tafalla en sus piezas en el Heraldo de Aragón, Gallego es el responsable de una sociedad llamada Odemira Capital que posee muchas ramificaciones. Algunas de ellas se centran en el sector inmobiliario y negocios de nueva creación. Esa sociedad ya ha desembarcado en el mundo del fútbol, concretamente en el Amora, un club de la liga 3 de Portugal. Se hizo con el 80% de las acciones a cambio de un millón de euros.
Gallego busca contactos con otros fondos de inversión, de procedencia americana, para comprar el paquete accionarial de César Alierta, valorado en unos 20 millones. Ante las divisiones que hay en el consejo, la Fundación 2032 respondió en las últimas horas con un comunicado en el que pedía unidad en el estado de emergencia. En una de sus sugerencias veladas señalaba la importancia de las raíces aragonesas como parte sustancial de su cúpula.
Por su parte, los accionistas minoritarios, con Fernando de Yarza como cabeza visible, habían iniciado unas conversaciones con el grupo financiero Ares Management. Esa opción ha perdido fuerza en las últimas horas y parece que la tentativa de Odemira Capital es la más consistente. Mientras, Torrecilla busca la baja de algunos futbolistas de la plantilla y coteja las opciones de Darío Poveda y Miguel Baeza. Dos opciones atractivas que no llegarán sin salidas y difíciles de concretar en un ambiente institucional tan conflictivo.
Cualquier negociación está en fase embrionaria, cercana al rumor y muy lejos de una firma real. En ese clima de improvisación afronta el Real Zaragoza los últimos días del año, pendiente de aliviar sus cuentas, con los fondos del CVC consumidos y con propuestas que son bocetos en la niebla.