ZARAGOZA | El Real Zaragoza perdió ante el Oviedo y aplaza de nuevo una salvación que debería estar ya escrita. Cayó ante un buen equipo, plagado de talento, y no jugó mal durante algunas fases. Afectado por la inferioridad, guardó tanto el empate, se protegió tanto de la lluvia, que acabó por perder su botín en El Tartiere. Su derrota llena de miedos una recta final en la que tendrá que dejar para otros una labor que debería ser solo suya: la permanencia.
Cristian Álvarez (7´5): El Oviedo le exigió y el argentino voló como siempre. Su mejor parada llegó en una acción ya invalidada pero demostró que en sus manos sigue habiendo milagros. Su equipo perdió, pero él ya ha vuelto.
Santiago Mouriño (4´5): Impreciso con el balón, la sanción le ha quitado soltura en el juego. Vive al límite, nervioso en acciones sencillas. Perdió pie en los duelos y fue una grieta en la muralla.
Jair Amador (5): Supo rehacerse tras una tarjeta y estuvo firme en las acciones que llegaron luego. Abandonó la zona en el gol y dejó a Francés muy solo. En el resto del tiempo, ganó balones por alto y se contuvo, en una lección que no todos aprendieron.
Alejandro Francés (5): No fue el mejor partido del canterano. Jerarca casi siempre, perdió la pista de Amadeus en el gol que lo cambió todo.
Fran Gámez (4): Poco profundo, tímido, apenas progresó y no generó grandes ventajas. Sufrió más de lo que disfrutó y el equipo lo notó.
Akim Zedadka (7): Profundo, ganó el costado izquierdo, se atrevió a regatear y a buscar el centro. Suyo fue el mejor disparo del Zaragoza en el partido.
Jaume Grau (5): Creció en el apartado defensivo y contribuyó a que el Zaragoza fuera un equipo sólido, difícil de batir durante muchos minutos.
Toni Moya (2): Su partido estaba siendo discreto hasta que fue el protagonista negativo. Penalizado por una protesta, entró de forma temeraria en la segunda mitad, invalidadndo la resistencia de su equipo. Su acción fue irresponsable.
Maikel Mesa (5): Tuvo pocos contactos en el partido y no dividió bien en la sala previa al remate, cerca del último pase. Quiso adornarse en la mejor tentativa y Leo Román acabó embolsando un disparo muy suyo.
Adrián Liso (4´5): Pareció cansado, lejos de su mejor carrera. El esfuerzo de la selección le pasó factura, también la ocasión que falló al inicio. Víctor le sustituyó pronto.
Iván Azón (6): Ganó duelos y mejoró el fútbol del grupo sin balón. No rehuyó la disputa, pero el suelo le atrae con demasiada frecuencia. Fabricó la ocasión de Adrián Liso.
Cambios del Real Zaragoza:
Germán Valera (3): No cambió la tónica de su temporada. Volvió a ser un jugador intrascendente, un principio sin cierre. Tiene tantas condiciones como lagunas. Su rendimiento empieza a dar rabia: no ha sacado todo lo que tiene dentro.
Sergi Enrich (1): Lento, llega tarde a todas las disputas. Ni presiona ni ofrece una salida para el juego. Siempre resta.
Marcos Cuenca (SC): Víctor le situó en un sitio que no es el suyo, en pleno caos. El canterano cumplió, con un ojo puesto en su siguiente oportunidad.
Quentin Lecoeuche (SC): Su recuperación es una nota digna y positiva. El problema es que ofrece una sombra: uno no sabe si podrá ser definitiva.
Sinan Bakis (SC): Ha perdido un lugar en la rotación. Su presencia fue testimonial y su partido duró solo un descuento.
Entrenador:
Víctor Fernández (4): Su equipo ha perdido una dinámica reparadora y su balance de puntos le sitúa en el sitio de sus predecesores. Su propuesta encaja más en el inicio, con una primera parte seria, que con los cambios que llegaron más tarde. Deshizo pronto al equipo y la inercia hizo que el grupo cediera metros. Tras la expulsión, solo pensó en la pura supervivencia. Y la salvación queda en manos de otros. Tan lejos y a la vez tan cerca.