Con las derrotas de Obradoiro y Murcia, la tensión de la Marea Roja con el nuevo Casademont Zaragoza de Martin Schiller es palpable. Pitidos en el pabellón, mares de críticas en redes sociales e incluso, protestas contra las decisiones del nuevo entrenador. Pero, ¿dónde está realmente el problema?
Lo evidente es irnos primero al ámbito estadístico antes de ahondar en lo más intangible. Casademont Zaragoza firmó en Santiago un 14/27 (52%) en tiros libres, un porcentaje inadmisible para cualquier equipo de la máxima competición nacional. El acierto en la línea del 4’60 mejoró en el segundo partido con un 72%, un porcentaje, quizás, con todavía mucho margen de mejora.
La cruz de este equipo ha sido la línea de 6’75. El triple, uno de los fuertes en la pretemporada de Casademont Zaragoza, ha sido el principal martirio del conjunto maño en los dos primeros encuentros: 19% y 33% han sido los porcentajes desde la línea de tres. Tiros, por lo general, liberados o con suficiente espacio para ser correctamente ejecutados.
Dejando atrás lo estadístico, un hecho que realmente preocupa a la afición es el rol de los jugadores en la cancha y las rotaciones del técnico austriaco. Todavía, tras la pretemporada y dos partidos de temporada regular, no hay determinado ningún rol en los esquemas de Schiller.
Jugadores como Ferrari, Sant-Ross o incluso Santi Yusta, se esperaba que fuesen los líderes de este Casademont Zaragoza, pero la realidad es muy diferente. Ferrari parece no tocar con la tecla en este inicio de temporada, siendo incapaz de organizar un caótico ataque y de encontrar ventajas en los desajustes rivales. Santi Yusta parece no encontrar su rol exacto en el equipo, saliendo desde la segunda unidad y con un Schiller que no tiene claro el papel del jugador ya renovado este verano. Sant-Ross es el jugador que más se podría asemejar a un líder en este inicio de temporada, dirigiendo las operaciones del equipo y siendo un referente en la faceta defensiva del equipo. Sin embargo, su aportación no es suficiente para liderar un proyecto en la Liga Endesa.
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Un problema aparente son los ya nombrados roles, fusionados con la poca claridad de los objetivos que tiene cada jugador en su posición.
El puesto de base atraviesa una profunda crisis en los últimos años. Con Ferrari como el base titular y con la incorporación de Marcel Ponitka desde la segunda unidad, Schiller deposita más confianza en que Sant-Ross dirija el juego maño antes que otro de los bases. Además, el joven base, Javi García, todavía no ha debutado esta temporada con los maños.
El puesto de cuatro, probablemente, es el que más dudas está generando en los aficionados. Borisa Simanic, jugador que presentaron como un cuatro abierto tirador, únicamente ha lanzado cuatro triples, errando los cuatro lanzamientos. La propuesta de Schiller era jugar con un interior abierto para generar más espacio para los exteriores y un hipotético juego en el poste del pívot, y estamos viendo como Simanic participa en el juego maño desde el poste.
Los quintetos y las rotaciones del técnico se rigen como uno de los elementos señalados por la afición. Schiller parece confiar en el quinteto de Ferrari, Sant-Ross, Jessup, Simanic y Mekowulu. El quinteto, de momento, no funciona y no da los frutos esperados: “No sé dónde está el fallo en el quinteto, puesto que en pretemporada ha funcionado”, comentó Schiller en rueda de prensa.
La segunda unidad, por el momento formada por Ponitka, Lomazs, Yusta, Radoncic y Hlinason, fue la mejor en el partido ante Murcia, recortando a 10 la diferencia de 22 puntos que dejó el quinteto anterior. Sin embargo, el técnico optó por apenas volver a juntar a este quinteto en cancha pese al buen rendimiento ofrecido. Destacar entre estos cinco a Ponitka, jugador que aporta todo lo necesario para poder triunfar en esta liga: defensa, garra y sangre fría. 9 y 12 minutos ha disputado el polaco en cancha, siendo uno de los pocos que se salvan en este frío inicio de campaña y que no cuenta con los minutos que se merece.
La incongruencia de Schiller, por el momento, pasa también por el minutaje del que está disponiendo Mekowulu. El pívot fue uno de los artífices de la falta de espacios y de movimiento de balón del conjunto rojillo, incapaz de superar a Pustovyi y dejando un inmenso espacio en la zona por la intimidación del ucraniano. Problema que se resolvió con la aparición de Hlinason en pista y de quien el técnico sacó poco provecho.
La gran crisis de Casademont Zaragoza y Martin Schiller atraviesa de lleno por la ofensiva. El ataque de los rojillos se ha basado en puras individualidades y en la escasa movilidad del balón. Siendo un equipo joven, rápido y, a priori, de buenos tiradores, la falta de movimiento de balón es uno de los principales problemas que Schiller debe resolver si quiere que renazca este equipo. A estos problemas, se les suma la ya nombrada falta de acierto de tres. Uno de los atributos que, en pretemporada, ha quedado demostrado ser uno de los fuertes de la plantilla. El acierto en el triple va a ser vital en este renovado Casademont Zaragoza.
En ningún momento nos salieron las cosas, y por ello lo sentimos. No ha sido el debut esperado en liga, pero entre todos vamos a revertir la situación. Gracias por vuestro apoyo incondicional, #MareaRoja ❤️🦁 pic.twitter.com/vUv9G3n9tn
— Casademont Zaragoza (@CasademontZGZ) October 2, 2022
Ahora, el Casademont Zaragoza de Martin Schiller se enfrenta a un reto todavía más difícil: sacar petróleo de los dos próximos encuentros. Gran Canaria y Baskonia son los dos próximos rivales de Casademont. Dos rivales fuertes pero que, ni mucho menos, son excusa para dejar de competir y luchar por revertir la situación.