Ridículo, triste, bochornoso… Son algunos de los calificativos que se podían escuchar entre los aficionados zaragocistas después del partido ante el Mirandés del pasado domingo. No es para menos. Si ante el Fuenlabrada decíamos que la imagen del Real Zaragoza había sido la peor de la temporada, los blanquillos se han superado a si mismos. Han perdido 3 partidos en cuatro jornadas y de los últimos 21 puntos posibles solo han sumado seis.
La irregular marcha de sus rivales provoca que el Zaragoza siga en playoff a solo un punto de las posiciones de ascenso directo, pero no nos engañemos. Con esta imagen y estos resultados, el objetivo del ascenso se va a difuminar más pronto que tarde.
Víctor Fernández recuperó su once inicial de cabecera, exceptuando los cambios obligados por lesión, tras las rotaciones que realizó en Fuenlabrada. Soro tuvo su oportunidad en lugar de Pombo, mientras que Kagawa, Suárez y Eguaras fueron titulares. El mal rendimiento del equipo parece contagioso. Da igual equipo A que B. Tanto unos como otros están rindiendo muy lejos de su mejor nivel.
El Mirandés tenía muy bien estudiado al Real Zaragoza y supo cuáles eran las carencias del equipo maño desde el principio. Las bandas, defendidas por Nieto y Delmás, son el punto débil de los blanquillos. Especialmente Delmás volvió a demostrar que le queda muy grande el papel de sustituto de Vigaray. Así, los de Iraola acosaron la meta de Cristian. Marcaron dos goles, pero pudieron ser muchos más.
El Mirandés, un buen estudiante
La presión alta del Mirandés impidió desde el primer momento que el Real Zaragoza pudiera sacar el balón jugado. El balón parado tampoco es un recurso que los zaragocistas sean capaces de aprovechar y con Suárez como único delantero, los balones no llegan con eficacia al área rival. Kagawa, de nuevo desaparecido, apenas tocó el esférico en la primera mitad.
Pero el problema no está solo en lo táctico, también en la confianza de los futbolistas en sus compañeros. Por primera vez esta temporada se pudo ver a un Cristian muy enfadado por la pasividad defensiva de sus compañeros. No era para menos. Mientras, en ataque, la precipitación de Igbekeme también le costó que algunos de sus compañeros, como Suárez, le solicitasen una mayor concentración a la hora de elegir la mejor opción para el juego blanquillo.
Guti, al lateral en el Real Zaragoza – Mirandés
Tras el descanso y con un 0 a 1 en el marcador, a Víctor Fernández no le quedó otra que ir a por el partido. Quitó a Delmás y dio entrada a Papu, lo que retrasó la posición de Guti al lateral derecho. El canterano estuvo acertado subiendo por banda, mientras los centrales, acompañados de Igbekeme y Eguaras, se quedaban guardando el área blanquilla. Lejos de lograr el empate, la apuesta ofensiva solo sirvió para desnudar las vergüenzas defensivas del Zaragoza y que el Mirandés pudiese anotar el 0 a 2.
Víctor, desesperado, optó por un nuevo movimiento de banquillo para intentar solucionar las cosas. Linares y Ros entraron por James y Kagawa. Con dos delanteros, el Real Zaragoza sí sabe jugar. La Romareda vivió los minutos de más juego y mayor peligro de su equipo. Soro se reivindicó tras semanas en el olvido con el 1 a 2, pero no fue suficiente.
Un partido que debe de servir para que Víctor vaya recogiendo los mensajes que le dejan sus jugadores: Linares puede complementar a Suárez, Soro no se merece quedar relegado al olvido y Delmás no es inamovible. Algunas pistas para que este equipo vuelva a ser el Real Zaragoza que muchos aficionados ya tienen, casi, en el olvido.