Íñigo Eguaras y el Real Zaragoza se separan definitivamente. El mediocampista navarro mejorará la plantilla del líder de la categoría, un Almería que ha mostrado cara de campeón desde muy pronto. El acuerdo vuelve a parecer desfavorable para el equipo aragonés, entre otras cosas porque está vinculado a dos variables fundamentales. La primera es que el Almería logre el ascenso a final de temporada. La segunda, que Eguaras sea protagonista en el objetivo, con la obligación de sumar cerca del 75% de los minutos que restan. Solo en ese caso, el Zaragoza cobrará el medio millón de euros estipulado en el traspaso.
168 partidos después, Eguaras elige la opción del Almería de Rubi. El de Ansoaín llegó procedente del Mirandés hace cuatro temporadas y media. Su fútbol siempre transmitió algunos claroscuros. Ha sido un jugador capaz de lo mejor y de lo peor, a veces genial y otras chapucero. En esa especie de dualidad vivió siempre: fue capaz de acercar al Zaragoza al ascenso en dos ocasiones, pero no evitó la sombra del precipicio en otras tantas.
Eguaras y el conflicto con JIM
JIM es un técnico de los de antes, un campesino de este juego. Aprecia el fútbol más sacrificado, el valor del compromiso; el trabajo oscuro y silencioso. Siempre desconfió de un mediocampista que tenía ramalazos de artista y un punto de melancolía. Mediada la temporada le retiró la titularidad que le había impuesto y Eguaras nunca entendió su decisión. Se sintió maltratado y apoyó a Ros en sus batallas perdidas. El navarro no encajó bien la suplencia y cuestionó en el vestuario la autoridad del entrenador.
El final se escribió esta semana y el Zaragoza buscó una salida con todas las alertas puestas. Hasta el punto de firmar otro de esos tratos a los que cuesta encontrarle las ventajas. Libera 150.000 € de su masa salarial, pero no cobrará nada por su venta a no ser que se cumplan dos casos factibles, pero también hipotéticos.
Su mejor virtud siempre fue la de encontrar al resto, pero se va el primer goleador en la temporada de un equipo que casi nunca marca. Torrecilla y JIM reconstruyen su plantilla y el proyecto sobre la marcha. Improvisan, buscan piezas de repuesto y gente “que quiera estar en el Zaragoza”.
Eguaras se marcha como llegó. Cuatro años más tarde, sigue pareciendo un futbolista incomprendido.