ZARAGOZA | El Real Zaragoza acaba de hacer oficial el traspaso de Alejandro Francés. El canterano deja el equipo de su vida, en busca del salto a Primera División. La fórmula elegida ha sido un emotivo vídeo, en el que se enlazan una amplia secuencia de imágenes que recorren los años de Francés en el club, postales de puro zaragocismo. También un mensaje de agradecimiento, su voz y su mensaje.
El siguiente paso en su carrera es un fiel reflejo de su juego: siempre pareció mejor cuanto mayor era el desafío. Y ese salto llegará en el Girona de Míchel Sánchez, la gran sensación del fútbol español en el último curso.
El movimiento parece un síntoma de los últimos tiempos. Un nuevo rico, que ha construido su sitio en la élite a través de la multipropiedad y la hermandad con el Manchester City, absorbe el mejor valor de un gigante dormido. Allí en ese lugar está el Real Zaragoza, que ha recurrido al mismo camino que el Girona para volver a ser el que fue.
Francés deja una cifra muy cercana a los 4 millones de euros en el Real Zaragoza. Los números serán redondos si se cumplen una serie de variables, vinculados a los objetivos. Desde esa noción, los 3’5 millones serán 4 en un futuro relativamente próximo. El Zaragoza se reserva finalmente el 10% de una futura venta, cuando negoció hasta el último segundo doblar ese porcentaje.
El canterano elige una salida ambiciosa, camino de la Primera División, en busca también de la Champions. La decisión ha sido tan difícil como lógica, motivada por la voluntad de crecer por parte del jugador, de encontrar un reconocimiento en la élite de este juego.
El sinsabor de los Juegos Olímpicos fue un paso más hacia su marcha, decidida quizá después de que el sueño del ascenso quedara lejos. Francés se va y encontrar a su sustituto será complejo, pero su traspaso deja una cantidad con la que el Zaragoza puede rearmarse. En los últimos entrenamientos apenas se ejercitó con el grupo, precavido ante la probabilidad de un golpe o de una lesión. Con solo un año de contrato, la operación parece sensata en todos los sentidos.
La marcha del canterano le dolerá a todo el zaragocismo, pero lo hará por lo que pierde, no por el sentimiento del canterano, que fue ejemplar hasta en su salida. Le escocerá también a Víctor Fernández, que llegó a considerarle un requisito casi imprescindible. Perdió su partida con Lalo Arantegui, en la reedición de aquel “me sacaron a Pep Biel” de 2019. Su salida será triste y feliz al mismo tiempo en su entorno, en un vaivén de emociones que afectó también a su familia.
Hace unos años, un joven Francés atendió a los medios en su estreno en La Romareda, en la Youth League. Alguien le preguntó qué significaba para él debutar en el estadio en el que siempre soñó jugar. A Francés le costó reaccionar. “Lo es todo”, terminó diciendo. Y hoy, si le repitieran la pregunta, diría algo similar. Es probable que no encontrara las mismas palabras, pero le bastaría con señalar su antebrazo y el lugar de sus recuerdos. Un zaragocismo que también está impreso en su piel. Que hoy queda resumido también en una secuencia de imágenes. En una carta de despedida en la que dice que el “Real Zaragoza no es un club de fútbol, sino una forma de vida”
Vuela alto, Francés, y vuelve alguna vez.