El catalejo del Real Zaragoza atisba una revolución en el futuro y un mar de males en el presente. Para explicar lo primero, basta con mirar a la nueva estructura de poder que Raúl Sanllehí lidera con Juan Carlos Cordero como escudero. Para lo segundo, el análisis es más minucioso y complicado. La última derrota evidencia lo frágil de un equipo timorato en las áreas que, lejos de descomponerse únicamente desde su columna vertebral, también lo hace desde los costados. Y no por piezas, que las hay de sobra, sino por calidad individual de muchos de sus efectivos. No todos, porque hay algunos que ni siquiera con el paupérrimo nivel de los que parten por delante, han podido mostrarse.
En el puzzle de mil fichas en el que se ha convertido el Real Zaragoza, nada encaja como debería. En los laterales, si cabe, ese problema se acrecienta a diario y es el fiel reflejo del desastre que han sido las últimas planificaciones deportivas. Porque sí, este es un problema hereditario que viene de tiempo atrás por la falta de jerarquía del conjunto aragonés. Solo hace falta atender a las ventanas de transferencias más recientes para concluir con que hay un mal sin arreglo desde hace años: el Real Zaragoza lleva firmando laterales de manera ininterrumpida desde el verano del 2011, cuanto todavía el cuadro maño estaba en Primera División.
La lista es interminable. Desde Efraín Juárez a Gabi Fuentes, pasando entre medias por Marc Bertrán, David Cortés, Fran Rodríguez o Ángel Martínez. En total, son 27 los laterales que han pasado en este lapso de tiempo. No se detendrá aquí la nómina, pues se prevé un verano movido en el que Juan Carlos Cordero reforzará dicha posición.
Entre dudosos indiscutibles anda el juego
En el plano más actual, Fran Gámez comanda uno de manera inexplicable al tiempo que Nieto y Fuentes se rotan el otro a semanas buscando minimizar riesgos. En un fútbol moderno donde el rol del lateral es tan estructural, el conjunto aragonés tiene dos boquetes para los que no encuentra tiritas.
La Ciudad Deportiva continúa firme en su producción de laterales derechos y Marcos Luna abandera una puja con Juan Sebastián (ya en dinámica de primer equipo), Alejandro Jay y Andrés Borge en la recámara. También Ángel López, aunque en este caso de cara a la próxima temporada. Puede resultar paradójico, pero el puesto más débil es, a la vez, el que mejor armado está.
Mientras la etapa como blanquillo de Carlos Vigaray queda vista para sentencia, en el lado izquierdo la pelea es cosa de dos. Fue de tres, pero Lasure capituló por obligación en invierno. El Real Zaragoza cuenta una cláusula de compra por Fuentes que, presumiblemente, no ejecutará y Nieto, solo ante el peligro, esperará la correspondiente llegada de alguien que le haga competencia. Pero eso será en verano.
Entretanto, el canterano ha adelantado al colombiano en las últimas semanas. Pudo perder crédito debido a su expulsión en Gijón, pero las actuaciones de Fuentes se lo han devuelto de inmediato. Los laterales particularizan el hastío general y Fran Escribá -antes lo sufrieron Carcedo, JIM, Baraja, etc.- es el pagano de una situación insostenible: en vez de alinear a los más potentes, se opta por los menos dañinos.