Todos llevamos un entrenador dentro. Opinar de fútbol es tan común entre los aficionados como distintas suelen ser las soluciones aportadas por cada uno. El partido de Lugo ha generado un torrente de sensaciones, muchas de ellas diametralmente opuestas, con un patrón común: el punto, que deja al Huesca fuera del descenso tras la primera vuelta, es escaso para lo que se avecina.
Varias de las decisiones que lleva tomadas Anquela hasta la fecha vienen condicionadas por la marcha de futbolistas que el club ya había decidido que salieran. El corsé del míster por ahora es ajustado hasta que lleguen los refuerzos. No obstante, y mientras se completa el plantel (algo que anhela y no se reprime en admitirlo públicamente), convendría minimizar errores.
Lo de la defensa de cinco está comprobado que no asegura dejar la puerta a cero y desde dentro el propio vestuario reconocen que están más cómodos con cuatro atrás. Los vaivenes que tácticamente da el equipo acarrean tirar de corazón e individualidades: en Lugo el equipo mereció más pero el punto salvado llegó tras quitar tres defensas y poner tres hombres ofensivos. Una ruleta rusa que esta vez salió bien. O no.
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Estoy totalmente de acuerdo con el artículo de Pablo. Esta quedando claro que la defensa de 5 no asegura dejar la puerta a 0 y más que una sensación de seguridad esta provocando una sensación de angustia e inferioridad. Encajamos igual pero por contra metemos casi menos. En cambio todos los goles de la era snquela vienen marcados por la defensa de 4 y poner un hombre más en punta. Por tanto es momento de ser valiente, intentar ponerse por delante y entonces quizás si tenga sentido buscar espacios y jugar con 5 atrás.