Una doble fila de columnas marca la senda hacia la entrada. Impresas se contemplan la figura de unos niños jugando al baloncesto. Debajo un lugar y una fecha. En el envés se adivina otra imagen de su futuro. Domantas Sabonis, Alberto Díaz, Darío Brizuela, Luka Doncic y Carlos Alocén, chiquillos que un día pasaron siendo infantiles por la Minicopa y unos años después consiguieron dar el paso grande.
Esta nueva edición, y ya van 17, que aglutina a ocho equipos U14 de clubes de la Liga Endesa, se disputa en Carranque, todo un símbolo del deporte malagueño. Mientras los atletas dan vueltas sobre el tartán, las primeras promesas madrugan para llenar de botes el polideportivo. En las gradas ya se han acomodado los alumnos de varios colegios que han hecho ‘pirola’ para darle al aplaudidor sin descanso.
Los infantiles del Casademont Zaragoza no lograron su billete a Málaga en la cita previa de L’Alqueria, que desvela el nombre de los candidatos a un evento que trasciende a lo deportivo. La Minicopa es una ‘minicopa’ en muchos sentidos. La organización de la ACB cuida una criatura que se ha ido agrandando alimentada por todas las miradas que acaparar y que además es un buen complemento matutino a la competición senior de la tarde. Las hinchadas se descuelgan por Carranque para hacer de pitonisos del futuro del baloncesto, adivinar quién será el siguiente figura que estará en el All Star de la NBA (dos exMinicopa como Doncic y Sabonis estarán este fin de semana en Chicago) y para disfrutar de las animaciones que se han instalado. Un grupo de baleares se afana en meter bolitas en unos sombreros con forma de canasta que lleva un compañero. Sorteos, gimnastas voladores, mascotas, megafonía a tope, concursos… igualito que un encuentro de profesionales para rodear a aquellos que sueñan con serlo.
No solo la chavalería y los curiosos campan por Carranque. En el lugar se encuentra fácilmente a caras conocidas. Omnipresentes están los responsables de las canteras del máximo nivel. Algunas con una vinculación muy cercana a Zaragoza. Como Alberto Angulo, maño y director del proyecto del Real Madrid, ganador de las dos últimas Minicopas. O Mario Bruno Fernández, coordinador de la cantera del Barcelona y excompañero de Alberto en CAI Zaragoza. Los dos se sientan uno junto al otro. Su cordialidad choca con la supuesta competitividad que conllevan sus cargos. Son amigos y antiguos compañeros del vestuario del Príncipe Felipe. Mario casi no se despega del ordenador, respondiendo email, redactando informes, asumiendo una tarea técnica. Controla todo.
No anda lejos otro ex. Curro Segura se ha dejado ver por Carranque casi más que por el Martín Carpena. Su Betis no lucha por estas alturas, pero Curro, el artífice del primer ascenso de Basket Zaragoza, viene a la Minicopa en calidad de padre, su hijo, también Curro, es escolta del Betis. En el Madrid también hay un base de apellido identificable: Aksel Laso. ¿No hay que decir quién es su papá, verdad?
Ojeadores, agentes, entrenadores internacionales, otros nacionales, periodistas, exjugadores, políticos… la lista de personalidades se agranda cuando empieza el segundo partido, entre el Unicaja y el Real Madrid, donde los blancos se muestran superiores desde muy pronto. Berni Rodríguez contempla desde primera fila de los sufridos malagueños. Al poco rato se acerca a saludarle un compañero de Mundial, un tal Juan Carlos Navarro. Recuerdos de Saitama en Carranque. También se ha visto a Carlos Jiménez, capitán de España en Saitama. Un hijo juega en el Unicaja infantil. La voz de Fran Fermoso, comentarista de Movistar, se reconoce entre los espectadores. La final, en la mañana del domingo, se desarrollará en la pista del Carpena y será retransmitida por televisión.
Las plantillas están aderezadas por los ‘invitados’, algunos con un tallaje de categoría superior. El madridista y senegalés Ismaila Diagne es el techo de esta edición con 2´08 metros. Hay tres infantiles que superan los dos metros, siendo todos de origen africano, lo que aviva las suspicacias sobre su verdadera edad, un debate siempre abierto en este tipo de competiciones.
La mañana se completa con el clínic que Xavi Pascual, exentrenador del Barcelona, desarrolla en una instalación aledaña con la ayuda del cadete femenino del Unicaja. Por ahí también se pasa Javier Imbroda, ahora consejero de Educación y Deporte de la Junta de Andalucía, pero antes responsable del Unicaja, el Real Madrid y la selección española.
Un pequeño mundo encerrado en un polideportivo. Mucho alboroto, muchas miradas fijas en unos niños que sueñan con que un día su foto de hoy salga en la columna que desde fuera les llevaba a la pista. Una imagen que habría que recordarles alcanzan muy pocos, unos elegidos y que ellos lo que siempre serán son eso, niños divirtiéndose detrás de una pelota de baloncesto. Pese a todos los envoltorios que se quieran añadir.