El Real Zaragoza perdió ante el Andorra en La Romareda (0-2), en un partido que fue otra tragedia en vivo y en directo. El equipo aragonés se estrelló siempre ante Raúl Lizoain y sus propias limitaciones. Si el Zaragoza vive un bucle interminable, el partido fue una secuencia ya vista, un juego de espejos en el final de cada parte. Después de haber fallado sus mejores ocasiones, acabó derrotado ante los zarpazos del Andorra. Llegó dos veces con claridad ante Cristian Álvarez, las suficientes para lograr su triunfo en su estreno en La Romareda.
Juan Carlos Carcedo quiso ganar el partido por el camino más corto, como si desde Tenerife hubiera un puente aéreo hacia La Romareda. Lo que ocurre es que el Andorra tenía cosas que decir en Zaragoza, o mejor dicho, las justas y exactas. La más importante llegó al filo del descanso, tras un córner que fue una nueva condena para el grupo de Carcedo. Vulnerable en una suerte clave del juego, Sinan Bakis se elevó solo en el aire para batir a Cristian Álvarez.
El gol cambió el plan y la propuesta de Carcedo, como si el partido empezara de nuevo en ese punto. Antes, el Zaragoza había sido un equipo confuso, casi un jeroglífico. Limitado en el fútbol, con piezas que no mejoran nunca la jugada, solo supo generar peligro cuando tuvo espacio para correr. Allí se ofrece Giuliano Simeone, que vive el partido en un duelo permanente. Es capaz de encontrar tesoros en la nada, pero parece un incomprendido, un futbolista con un lenguaje distinto al resto. Confuso en el cierre de las jugadas, durante muchos minutos costó verle en otro papel que no fuera el de un llanero solitario.
El Zaragoza se había acercado más al gol pero el Andorra no titubeó en exceso. Mostró personalidad, un fútbol pausado y personal, reflejado a través de un Marc Aguado que pide el balón en todos los inicios. El pelotón de Eder Sarabia quiso jugar siempre desde atrás y el Zaragoza no afinó en las dos oportunidades que tuvo para marcar a la carrera. Giuliano Simeone se topó con Lizoaín en un disparo que fue también la mitad de un resbalo. Tampoco Mollejo acertó a rematar un gol cantado, en la mejor acción de Gaizka Larrazabal en el partido.
Cambio de guión tras el descanso
La réplica del Andorra llegó de manera instantánea y fue definitiva para el Zaragoza. De nada sirvieron los borrones de Carcedo tras el descanso, que deshizo a su equipo y cambió la acumulación de defensores del inicio por los atacantes de después. Las modificaciones sirven como ejemplo de su indecisión. El técnico cambió la línea del mediocampistas al completo y las salidas de Eugeni, Zapater y Francho Serrano no significaron el empate. El Andorra encontró su premio antes del descanso y supo defender su ventaja. Jugó con el reloj y guardó la posesión cuando pudo. Mientras, el Zaragoza fue tan insistente como estéril. Giuliano Simeone lo provocó todo, pero nunca acertó en el metro definitivo. Gueye vivió todo el partido en fuera de juego y se estorbo a sí mismo en el remate más peligroso.
Impotente en el área rival, las ocasiones se fueron difuminando y Carlos Martínez encontró la sentencia para el Andorra. Fue en una jugada larga, en una de esas secuencias de pases que definen el fútbol del Andorra y que sirven también para mostrar la inestabilidad del Zaragoza. Sus victorias son temporales y sus derrotas parecen repetidas, capaces de mostrar las limitaciones de una plantilla que no está para ganar dos veces en la misma semana. Bipolar en casi todo, el Zaragoza acabó derrotado por la misma ley que le aupó en Tenerife: la efectividad pura y dura.
El Andorra se presentó en La Romareda con un fútbol aseado y Sarabia estuvo más próximo al manual del juego posicional que el equipo de Carcedo. Descoordinado casi siempre, sin lectura de la presión y de sus secretos, el equipo aragonés deshizo el rumbo que tomó en Tenerife. Y acabó tumbado, prácticamente rendido, ante el fútbol y dos golpes del Andorra.
Ficha técnica
Real Zaragoza: Cristian Álvarez; Larrazabal, Francés, Petrovic (Eugeni, 46), Lluís López, Fuentes; Jaume Grau (Francho, 68), Manu Molina (Zapater, 68), Vada (Gueye, 68), Mollejo (Puche, 82) y Giuliano Simeone.
Andorra: Raúl Lizoain; Pastor, Alende, Mika Marmol, Pampin; Molina, Marc Aguado (Jandro, 77), Moha (Almpanis, 64); Alti, Bakis (Carlos Martínez, 84) y Valera (Héctor, 64).
Goles: 0-1, min. 45+1: Bakis. 0-2, min. 90+1: Carlos Martínez.