El Bada tiene en su mano este sábado decidir si da un paso más o no para salir del laberinto en el que se encuentra. Regresa a Asturias, a Gijón. A la tierra de los extremos Ancizu y Cartón. A la pista del Juanfersa donde el último clasificado de la Asobal le apartó de una fase final de la Copa del Rey, que el siete altoaragonés acariciaba con los dedos. El equipo de Nolasco hubiera hecho buena la actual campaña con su clasificación por segundo año consecutivo.
Bada Huesca y Juanfersa Gijón se verán de nuevo las caras | Foto: sporthuesca.com – C.PascualLo que son las cosas. Hace tres temporadas, mantenerse en la Asobal era un sueño de por sí; hoy, no. Hoy se le exige codearse con el Granollers e incluso plantar batalla al Naturhouse y al FC Barcelona. Ver para creer. Pero es lo que tiene el deporte de elite; el pasado sirve para exigir en el presente.
Que las lesiones han mermado el potencial de este equipo es un mantra desde que Eloy cayera roto en su rodilla izquierda. Allí empezaron las penas. Y desde entonces, su juego ha sido una montaña rusa. Si se juega como se entrena, el Bada ha podido dar pocas alegrías por falta de efectivos, por el mantra.
Pero no solo ha deparado tristeza a su parroquia. También a ellos mismos. El primero que quiere ganar es el jugador. Y quien quiere hacerlo bien, con un balonmano cosido, regular, sin fisuras, ellos, quienes son los principales actores en el 40×20. Un ejemplo de cómo está el Bada se produjo en la pasada jornada. Minutos antes de que comenzara el partido contra Villa de Aranda. Era el primer encuentro de esta temporada en el que Nolasco se vio obligado a hacer un descarte. Hasta entonces, toda convocatoria había sido sencilla… y preocupante. ¿Por qué? Porque sin fondo de armario no hay competencia y porque sin jugadores, sin rotaciones, en cuanto el rival te coge tu filosofía estás perdido.
“Afortunadamente sopla una brisa de cambio. Aún no es viento”
Afortunadamente sopla una brisa de cambio. Aún no es viento. El Bada llega a Asturias herido por su eliminatoria en Copa y convencido de que su juego ha subido enteros. El equipo armado para luchar por Europa se viste con el traje de mantener la categoría a la búsqueda de la octava plaza cuando la competición doméstica concluya. Tal como va la temporada, un lujo.
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