El Real Zaragoza sigue trabajando en el mercado de fichajes con Raúl Sanllehí y Miguel Torrecilla al frente. Con la incorporación de Giuliano Simeone, el fichaje frustrado de Gaizka Campos y los rumores de Víctor Mollejo, Borja Garcés, Sergio Camello o Álex Millán, entre muchos otros, el conjunto maño deja entrever que la juventud es la base del nuevo proyecto. Un principio que las renovaciones ya oficiales de Francho Serrano e Iván Azón se encargan de fortalecer.
El futuro zaragocista parece diseñarse bajo un plan, algo ausente en el día a día del conjunto aragonés desde que Lalo Arantegui anunciara públicamente allá por el 2017 el famoso “proyecto a dos años”. Éste acabó prematuramente después de que Natxo González acordara un nuevo contrato con el Deportivo de la Coruña tras solo una temporada en la Capital del Ebro. A partir de ahí, tumbos continuos sin sentido provocados por decisiones erróneas y situaciones imprevistas, siempre con la excepción del Real Zaragoza de Víctor Fernández que rozó el ascenso.
Cantera para sobrevivir
La supervivencia en los últimos años de la institución ha pasado por una Ciudad Deportiva que, con las ventas de Jesús Vallejo, Raúl Guti o Alberto Soro, ha mantenido con vida al Real Zaragoza. Un método triste, por lo que supone vender tu identidad y en ocasiones tus mejores jugadores, pero que, al fin y al cabo, era la única vía de escape debido a la inexorable etapa que estaba atravesando el club económicamente.
Una fase con la que pretende terminar la nueva propiedad, amarrando el porvenir a la cantera y actuando rápido para evitar la fuga de talento. Es lo que han logrado en el primer equipo, a expensas de la oficialización del acuerdo con Alejandro Francés, pero que, contrariamente, no han podido evitar en las categorías inferiores. Porque sí, el sobresaliente trabajo en el fútbol base del Real Zaragoza no pasa desapercibido y otras canteras nacionales se nutren de ello año tras año.
La fuga de talento continúa en Zaragoza
Esta temporada, Aritz Lairedo hará las maletas para aterrizar en el Fútbol Club Barcelona y el infantil Amadou Konteh cambiará la blanquilla para enrolarse en las filas del Valencia. Es la continuación de una dinámica últimamente repetitiva y peligrosa, en la que el club gasta recursos formando a unos jugadores por los que obtiene un beneficio ínfimo o inexistente. Conseguir que el talento regional permanezca es clave para el devenir del club, por lo que transformar parte de las infraestructuras puede ser un factor providencial.
El futuro del Real Zaragoza tiene un punto de unión que radica en la juventud. Un propósito cuya visión a largo plazo es permanente y se empieza a entender a partir de la edad de los jugadores que interesan en mercado, siendo la mayoría menores de 25 años. Por el contrario, es algo que no puede opacar la realidad del presente, donde la mediocridad instalada en el club no puede conllevar que el éxito blanquillo en la categoría de plata del fútbol español se alargue en el tiempo.