El Club Deportivo Ebro compitió muy bien en el Arcángel. En un escenario con recuerdos de Primera, el equipo de Raúl Jardiel cayó con honor ante el Córdoba. Así se pone fin a su trayecto en la Copa Federación, con la sensación de que estuvo a un paso de romper los pronósticos.
Tras una gran primera mitad, en la que fue capaz de sostenerle la mirada al favorito, perdió el pase a la final en el minuto 75. El gol definitivo lo marcó Luismi Redondo, en un disparo desde la frontal. Con ese golpeo se rompió la resistencia colectiva del Ebro e individual de Rubén Cebollada. El portero firmó media docena de paradas de gran mérito, en un equipo pleno en el compromiso y el esfuerzo colectivo.
El Ebro jugó de menos a más en el primer tiempo. El Córdoba rondó al inicio la portería de Rubén, hasta toparse con el palo en una opción de Casas. La respuesta del Ebro fue progresiva, basada en el pulso competitivo del bloque y en las ocasiones de Éder Díez y Messeguer.
En la segunda mitad, cuando el encuentro estaba para un detalle, el Córdoba acertó y el Ebro se quedó a un solo dedo del empate. El equipo andaluz acabó arrinconado en su área y Nando estrelló la opción de la prórroga en la cruceta. Así se puso fin a un partido que deja en buen lugar al Ebro de Jardiel. El equipo aragonés puso en el Arcángel toda la ilusión del mundo y se guarda una última bala para una Copa del Rey que premia el trabajo de un club ambicioso y ejemplar. En La Copa Federación, se quedó a las puertas de la final. Y aún así predomina la sensación de que en Córdoba murió con las botas puestas.