ZARAGOZA | “No sé si voy a seguir siendo el entrenador del Real Zaragoza. Sé que tienen que hablar”. Todo sonó a despedida en boca de Fran Escribá, a una ruptura anunciada. En los túneles del estadio se improvisaron charlas, reuniones y carreras desordenadas. Escribá escuchó a Juan Carlos Cordero y Raúl Sanllehí. El director general habló a su vez con Mariano Aguilar, una cara visible en el entramado societario que dirige el Zaragoza. A estas horas del domingo, se espera una resolución definitiva, un cese que reinicie la temporada. El inicio soñado ha sostenido a Escribá, pero el equipo atraviesa dos meses de pura depresión. La derrota ante la SD Huesca fue el detonante, la última bala perdida del técnico.
“Hemos creado un vínculo que irá más allá del Real Zaragoza”, dijo Escribá sobre su relación con Sanllehí y Cordero. Hubo elegancia en esa respuesta, entre otras cosas porque en el final de la historia, el respaldo fue solo privado. Ninguno de los dos eligió una comparecencia para reafirmar a su entrenador, por mucho que se asegurarán de que las cámaras captaran las conversaciones del triunvirato en la última semana. En ella, las tres derrotas consecutivas, ante Elche, Atzeneta y Huesca, han supuesto un fin que ya parecía escrito.
Pablo Machín, el mejor situado
El Real Zaragoza piensa en Pablo Machín para cambiar su inercia. Su nombre y sus triunfos parecen ligados al Girona, donde fue capaz de construir un equipo de autor. Su sistema de referencia incluye siempre una línea de tres centrales y, de llegar, tendrá que adaptarlo a una plantilla formada para jugar a otra cosa. En el Sevilla, vivió otro esplendor. En sus siguientes experiencias, en Espanyol, Alavés o Elche fue incapaz de permanecer durante mucho tiempo. En Montilivi le recuerdan como el entrenador más importante de su historia, como el artífice de su primer ascenso. Pionero en Girona, si llegara a La Romareda afrontaría el mayor reto de su carrera.
Las conversaciones se iniciaron la semana pasada, pero se han intensificado tras la derrota ante la SD Huesca. De momento, la mayor traba entre las partes parece la duración de su contrato. Machín quiere trabajar con margen y el Real Zaragoza busca un vínculo que no exceda una primera temporada. El entrenador soriano no es el único en el casting de entrenadores.
Las listas del Real Zaragoza
Rubí era una de las primeras opciones, pero su contratación parece más compleja que ninguna otra. El técnico catalán es dueño de un estilo propio, un estudioso del fútbol posicional. Sus años en Primera División le alejan de La Romareda, especialmente porque la primera intención del técnico es entrenar en la máxima categoría. Símbolo en El Alcoraz, muchos consideran improbable que ocupe el banquillo del Real Zaragoza.
En la lista de posibilidades se incluyen, de momento, otros tres nombres. Julio Velázquez, Albert Celades y Gabriel Milito. Las tres parecen apuestas arriesgadas, técnicos con proyección, pero pequeños experimentos para La Romareda. Velázquez y Celades parecen más impopulares entre la afición, quizá por un agravio comparativo. Milito es la opción más ilusionante, porque supone la contratación de un futbolista que la grada siempre sintió como suyo. Pero conviene hacer una aclaración final: a estas alturas de las negociaciones, su contratación parece más una ilusión que una probabilidad real.
El silencio se mantiene y el día ha transcurrido sin grandes noticias. Si el futuro de Escribá parece ya decidido, el Zaragoza se atasca en un concepto casi polisémico. Cuestión de tiempo.