HUESCA | El ciclista Roberto Bou pone esta tarde rumbo a Glasgow (Escocia) con el objetivo de traerse una medalla del mundial XCM de BTT. Nacido en Barcelona en 1994 y afincado en Mora de Rubielos es uno de los dos corredores españoles que se pincharán el dorsal. Comparte equipo con el valenciano Sergio Mantecón. Los dos se enfrentarán el domingo sobre un trazado de 63 kilómetros y 3.200 metros de desnivel. El lunes 7 quiere regresar con una de ellas a la provincia turolense.
Llega con la vitoria en la última edición de la mítica Titan Desert y muy cerca de las medallas en el europeo. Sabe que está fuerte, en un buen estado de forma. Ha estado entrenando con otros ciclistas de primer nivel y tiene claro que “voy a por medalla”. Profesional del ciclismo desde hace nueve años y pone especial énfasis en que “si entreno es para ganar, no es para participar y conseguir un buen resultado”.
De ascendencia aragonesa, su padre es de Linares de Mora y su madre de Mora de Rubielos, encontró en la capital de la comarca Gúdar—Javalambre el mejor sitio para entrenar. La zona la tiene perfectamente trillada. Le sirvió para entrenar a escala de lo que se iba a encontrar en el desierto por donde transcurre la Titan.
El domingo se enfrentará a una ‘meteo’ sensiblemente distinta a la del Bajo Aragón. La previsión es de una temperatura de 16 grados y humedad. No le importa. Es más, desea que el día salga complicado. “Cuanto más duro y más épico mejor se me da”, suelta. “Los extremos me van muy bien”, añade. Y la razón es que se considera una persona “muy cabezona”.
A Mora de Rubielos llegó hace seis años. Fue una decisión deportiva. Vivir en una ciudad como Barcelona le complicaba mucho para entrenar. Al tiempo que tardaba desde su casa para empezar a entrenar y regresar del mismo, más el estrés de lo que supone una gran capital, la contaminación… contrapuso la tranquilidad de Mora de Rubielos. “Cuando eres profesional tienes que tener claro qué es lo que quieres. Y para rendir al máximo era estar en un pueblo como Mora, a 1.000 metros de altitud y tranquilo. El descanso es fundamental para el ciclismo”. Y otro factor más: la alimentación. Y en Mora tiene producto de proximidad y calidad lo que, subraya, es un lujo y “garantía de calidad”.
Además, en Cantavieja conoció a la que es su pareja, Coral Millán, que también tiene una vertiente deportiva ya que practica ciclismo y trail. Eso, también ayuda a la estabilidad emocional de Roberto Bou. “Es complicado cuando estás muchos días fuera, compitiendo con concentraciones. Este último mes he estado en una cámara hiperbárica simulando a 3.000 metros de altitud y muchas noches tampoco hemos descansado juntos. Todo eso hay que entender y también el hecho de no ir de fiesta. Tengo la suerte de que me entiende perfectamente y ese apoyo me ayuda”.
Roberto Bou recuerda con una sonrisa sus tiempos de ‘canalla’. Le ha gustado salir de fiesta y pasarlo bien. A veces mis amigos no entendían que no echara una copa con ellos o que no saliera de fiesta. “La verdad es que fui muy fiestero y de las gordas”, se ríe, hasta que a los 19 años ya se tomó el ciclismo completamente en serio. “Cuando te centras al 100% en el ciclismo todo es más complicado”, subraya. Y en ese ‘todo’ incluye también los estudios. Centrado en el mundo de la náutica hizo un grado superior por lo que es patrón portuario y es mecánico de aviación.
Si consigue medalla en Escocia tiene claro que habrá dedicatoria especial para su abuelo Ángel Bou, que falleció poco antes de que su nieto fuera a la Titan y a quien le dedicó el triunfo final en la prueba del desierto. Quien también estará feliz es su técnico Javier Zahonero que el mismo día que Roberto Bou tomaba el avión de Barcelona a Glasgow tuvo que cumplir con la tabla de vatios para llegar perfectamente afilado para pelear por una medalla.