Ramón Lozano renovará en los próximos días su cargo como responsable de cantera. Su firma se enmarca dentro de la política de ampliaciones propuesta por la nueva propiedad. La continuidad de Lozano será especialmente aplaudida por una afición que se ilusiona a través del talento y la promoción de su cantera.
Lozano encarna el trabajo sostenido, fiel y silencioso. En su mirada hay verdad y muchos años de fútbol. El Real Zaragoza ha sobrevivido en esta década negra gracias a su método y al de un equipo que integran Ángel Espinosa y Pedro Suñén en el área de coordinación y José Luis Arjol como responsable de metodología.
La nueva propiedad del Real Zaragoza anunció en su puesta en escena una apuesta ciega por el trabajo de cantera. Jorge Mas señaló que el talento debía quedarse en la ciudad y que invertirían lo que fuera necesario “para que el equipo represente el alma de Zaragoza”. Sanllehí se definió como un ferviente defensor del fútbol formativo, entre otras cosas porque servía “como una garantía de la identidad del club dentro del vestuario”. Pero en ninguna de las dos comparecencias, tan esperadas como breves, se escuchó una palabra respecto a quiénes han desarrollado un trabajo ejemplar fuera de los focos.
Esa incertidumbre también ha afectado a algunos miembros del Deportivo Aragón, que desconocían el pasado lunes su futuro en la entidad. Se sospechaba que la renovación de muchos de sus integrantes y de los responsables de cantera era solo una cuestión de tiempo, pero existe la impresión de que estos días de indecisión han sido especialmente crueles para Lozano y su equipo de trabajo y para Larraz y su nómina de jugadores.
Ramón Lozano, las claves de su método
El cariño, la comprensión, el conocimiento de la historia, la cooperación con los clubes convenidos y la búsqueda de jugadores con perfiles concretos son algunas de las bases de su sistema. Y esos factores han sido especialmente visibles en el primer equipo. Primero, a través de valores intangibles: como la promoción del talento en los mejores escenarios. Después, a partir de traspasos que han garantizado la vida del club, como explicó el propio Lozano: “Los mejores pasos del Real Zaragoza en los últimos años proceden de la Ciudad Deportiva. La cantera es algo totalmente rentable, si tienes la paciencia suficiente para trabajarla”. Es fácil imaginar a Lozano en ese contexto: él observa la marcha de los jugadores como algo inevitable, pero también como una pequeña amputación de una porción de su trabajo. Y además como un estímulo para que el talento vuelva a brotar en otros jugadores.
Hace unos años, Ramón Lozano definió las pautas más estratégicas de su método. El fútbol de formación siempre tuvo para él un matiz sentimental. Para competir ante canteras con más recursos, apeló a la identidad de club: “En el Real Zaragoza juegan aquellos futbolistas que quieren quedarse en Zaragoza, que sienten la oportunidad que les ha dado el club. Siempre va a haber un motivo para irse, un cero más, una residencia que brilla más que la nuestra. Quedarse tiene que ser una decisión intrínseca del jugador y responde siempre al factor emocional”.
El Real Zaragoza, tarde pero a tiempo, ha premiado a aquellos que han proyectado un porvenir mejor para el club. A esos actores que no aparecen siempre en el cartel, pero sobre los que se sustentan mejor el fútbol y los eslóganes. Entre ellos, ninguno como Ramón Lozano, un actor principal entre bastidores.