ZARAGOZA | El Deportivo Aragón mantiene un domingo más un ritmo ganador, su velocidad de crucero. Le venció al AD San Juan (3-0) en una exhibición del colectivo, en la mañana más feliz de Marcos Cuenca. El extremo posee el don del regate, huele la sangre y guarda goles en sus botas. Marcó tres en una mañana soleada en La Ciudad Deportiva, en un triunfo que fue muchos en uno solo.
Larraz ha construido un equipo con todas las letras. Competitivo, ganador. Su fuerza reside en el comportamiento colectivo, en una premisa esencial: el talento siempre está al servicio del grupo. Ha llegado el Deportivo Aragón mejor que nunca al tramo definitivo, en absoluta plenitud en el momento de la verdad. Juega bien y juega bonito y eso en este deporte es decir mucho, o decirlo casi todo.
A su favor tiene además un elemento imprescindible: tiene ángel, el aura del campeón. Hubo un punto del encuentro ante el San Juan que lo demostró mejor que ningún otro. El conjunto visitante disfrutó de un penalti en el minuto 23. Ahí Iñaki Lalinde fue Djukic y Acín un gigante. El guión estaba escrito y ahí quedó la mejor huella del San Juan en el partido. Todas las demás fueron del Aragón, que encontró la réplica un minuto más tarde y en Cuenca al nombre de todos sus goles.
Los tres tantos mostraron el estado de forma de Cuenca y reunieron en tres fotografías todos sus registros. Atacó el espacio y acertó en el mano a mano en el primero. Tuvo oportunismo e intuición en el segundo. Y soltó un zapatazo perfecto en el tercero. Fue un golpeo limpio y violento, dirigido al punto en el que acaban las mejores historias en el fútbol: las escuadras.
El grupo de Larraz combina el talento y el sentido competitivo. Su media de hoy parece el mejor de todos los ejemplos. En ese lugar del encuentro Vacas fue un rascacielos, también la pared maestra. A su lado, estuvo un obrero como Juan López. Y unos metros por delante apareció, fino y elegante, Fabio Conte. El 14 no engaña a nadie con su dorsal. Es un diez, un enganche puro, un jugador delicado en ligas hechas de piernas fuertes. Trazó un disparo que se topó con la escuadra y proyectó, a través del último pase, los goles que llegarían más tarde.
El duelo se resolvió pronto, en los primeros minutos de la segunda mitad. Hubo espacio para observar el regreso de Pablo Cortés y Lucas Terrer, para pensar en una goleada que empezó y terminó con la mejor obra de Marcos Cuenca. Venció el Deportivo Aragón, el canto de Pereza y sus Princesas, en un fútbol que hace mayores a las promesas. Ganó el equipo de Larraz y los zagales del filial siguen en pleno vuelo, en el mejor de todos sus estribillos.