La ventaja de jugar en casa es un factor muy importante a considerar dentro de los deportes de competición ya que permite conocer cómo influye jugar dentro o fuera de terreno local tanto en las competiciones como en el rendimiento deportivo.
De naturaleza compleja, este concepto comenzó a estudiarse a finales de los años setenta y sigue actualmente. Sin embargo, su influencia sobre el rendimiento deportivo es tan solo de hace unos veinte años, alrededor de principios de los años noventa (Schwartz y Barsky, 1977) cuando se conoció qué equipos de fútbol americano, béisbol, baloncesto y hockey sobre hielo mejoraban su rendimiento si jugaban en su terreno, extrapolándose, posteriormente y de manera más extensiva al fútbol profesional.
Dentro del mundo del fútbol profesional numerosos estudios han mostrado que esta ventaja sobre los buenos resultados finales de un partido y el buen rendimiento del equipo está relacionada, entre otros factores por (Pollard, 2006):
- El público
- Entorno de juego
- Aspectos tácticos de juego
- Aspectos de territorialidad
- Efectos psicológicos
Desde la psicología social, el apoyo del público local es uno de los factores más destacados en el efecto fortaleza que produce jugar en casa, ya que el hecho de compartir emociones durante el partido y tener un sentimiento de pertenencia al grupo mejora la autoestima de los jugadores, aumenta su identidad social y reduce el estrés y los niveles de ansiedad, dando como resultado el fenómeno denominado facilitación social: el rendimiento aumenta ante la presencia de otros.
Por otro lado, también se ha comprobado que los estados de ánimo previos al partido parecen tener una influencia negativa en el rendimiento global del equipo cuando se juega fuera de casa (Sánchez, González, Ruiz de Oña, San Juan, Abando, de Nicólas y García, 2001). Esto puede ser debido a la presión y el estrés que los jugadores pueden experimentar al jugar en otro terreno al que están acostumbrados a entrenar, en otras instalaciones, bajo la atenta mirada de los grandes aficionados que se desplazan al lugar únicamente por el hecho de verlos a ellos en plena acción…
Asimismo, las decisiones de los expertos que se encargan de juzgar el partido, es decir, de los árbitros, parece ser que también son un factor influyente en el resultado final de jugar o no en terreno local. Y, muchos os preguntaréis, ¿este fenómeno a qué es debido? Probablemente a que la presencia abundante de público y la generación de ruido que los mismos generan puede llevar a un desequilibrio en la toma de decisiones de los árbitros favoreciendo, la mayoría de las veces, al equipo local (Ej. Mostrar menos tarjetas al equipo local, pitar menos faltas, menos expulsiones…)
Por lo tanto, ¿cuáles son algunas de las conclusiones que podemos arrojar?
- La necesidad de trabajar el “estado mental” previo a la competición, especialmente en aquello partidos jugados fuera de casa, al igual que se entrenan los aspectos tácticos y físicos de los jugadores.
- Llevar a cabo entrenamientos psicológicos (Ej. Técnicas de relajación, visualización…) con los jugadores para que aprendan a gestionar el estrés, el estado de ansiedad y la presión ejercida por el público, sobre todo cuando juegan fuera de su terreno.
- Formar a árbitros sobre técnicas psicológicas para que no exista asimetría en sus decisiones a favor de unos u otros.
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