ZARAGOZA | El Real Zaragoza perdió ante la SD Huesca con justicia, en un duelo que sirve para agravar la crisis de los maños. Escribá firma su sentencia y parece, de nuevo, cuestión de tiempo que su salida se haga efectiva. Ni el recibimiento ni una Romareda llena pudieron frenar la caída libre de un equipo en plena depresión.
Dani Rebollo (5): No tuvo responsabilidad directa en los goles del Huesca. Estuvo firme en un disparo de Óscar Sielva, en una falta que embelleció su actuación. De él no se esperan milagros.
Andrés Borge (5): Su lugar en el partido, ante Joaquín Muñoz, nunca fue sencillo. Reaccionó bien en acciones que tenía perdidas, pero sufrió ante el extremo. En el mejor tramo de la segunda mitad, alcanzó un centro medido. Su aprendizaje se basará en días crudos como el de hoy.
Santiago Mouriño (3´5): Sigue pareciendo un futbolista nervioso, todavía poco preparado para partidos de la verdad. Obeng le ganó las disputas y los dos lo supieron pronto. Pese a que le faltan grandes nociones colectivas, sus condiciones físicas siguen fuera de toda duda. Da pena que aún no sepa aplicarlas al juego.
Jair Amador (3´5): Ha perdido jerarquía y poder en las áreas. Lejos de dominarlo todo, le tiembla la voz y le falla el juego.
Jaume Grau (4): Tiene zancada y elegancia, pero poca presencia en el juego. Perdió la pauta en el medio y no asumió responsabilidades en la dificultad. Siempre parece peor futbolista cuando las cosas se complican.
Francho Serrano (6): Fue el único capaz de desordenar el partido, de cambiar el guion a favor del Real Zaragoza. Se desplegó por el costado diestro, pero el futbolista más coral del grupo, pareció siempre un solista.
Sergio Bermejo (2´5): Afectado por la crítica, todos sus intentos acabaron en silbidos. Impreciso, culebreó mucho, pero comprometió al equipo con sus pérdidas. La Romareda la ha tomado con él y tendrá que sacar su mejor arsenal para cambiar su suerte.
Germán Valera (4): Lo intentó al inicio, con regates y centros que nunca encontraron final. Durante un tiempo, el duelo pareció estar en su banda, pero se trasladó a otro lugar del juego. Acabó sustituido, sin que él le hubiera intentado poner remedio antes.
Iván Azón (4): Perdió el duelo con los dos centrales y sus remates acabaron también lejos del gol. Es una parte visible del trauma que le afecta a su equipo.
Sergi Enrich (2): No generó ventajas para sus compañeros ni logró sacar partido de sus batallas. El partido le superó por la tierra y el suelo. Nada de nada.
Cambios del Real Zaragoza
Manu Vallejo (2): Frío, apenas dejó huellas en el encuentro.
Maikel Mesa (4): Apareció en un contexto complejo y no acercó al Zaragoza al empate. Su entrenador y el que venga deben saber que es imprescindible. Y Maikel Mesa debe demostrarlo siempre.
Fran Gámez (4): Entró al partido para darle más vitalidad a un equipo pálido. Lo intentó desde la larga distancia y se notó su tiempo en la sombra.
Marc Aguado (5): Le dio al equipo mayor fluidez en la circulación. Tiene que volver a sentirse la pieza clave del juego.
Pau Sans (7): Mostró el desparpajo que le define, su condición de jugador de barrio. Regateó y buscó la ocasión, hasta ilusionar a la grada. Merece más oportunidades.
Entrenador del Real Zaragoza
Fran Escribá (2): Suspendió en el último de sus exámenes. Buscó una alineación poco cabal, para encontrar una victoria que le pudiera resucitar. No la encontró y su equipo estuvo superado en todas las fases del juego, vencido antes de tiempo. Su sentencia se ha escrito muchas veces, pero ahora parece ya inevitable. Su Zaragoza ha pasado de una emoción feroz a un trauma constante. En el día más señalado, decepcionó a su gente. Y Escribá asumió con resignación su propio final.