Luis Carlos Cuartero deja la disciplina del Real Zaragoza y se cumple una de las peticiones más populares de La Romareda. El club lo ha anunciado a través de un comunicado en su web, en el que afirman que la duplicidad en la dirección general resultaba “redundante”. Según el texto, Cuartero había facilitado la transición de Raúl Sanllehí en su llegada al Real Zaragoza. Ahora, abandona su cargo sin saber muy bien cuál es el que tuvo en realidad. En este punto de la historia, el club ha dejado de considerarlo necesario, sin saber tampoco si alguna vez llegó a serlo.
Cuartero debutó con el Real Zaragoza en 1993 y jugó 15 temporadas en el equipo de su vida. En 2009, cuando entró al organigrama del club, se le tenía por un zaragocista ejemplar y modélico. Un futbolista sin alardes, pero cumplidor, resistente, capaz de defender los colores sin reservas. Como directivo aceptó siempre un segundo plano, sin pronunciar ningún discurso que haya sido digno de ser recordado. Fue ascendiendo y sus méritos nunca fueron de dominio público. Su única virtud pareció permanecer siempre camuflado, discreto ante los golpes. Se le consideró un superviviente y alguien le eligió como puente entre la etapa de Agapito Iglesias y la Fundación 2032.
Esquivó el cese en el momento más traumático y La Romareda dejó de considerarle para siempre. Nunca habló cuando la afición necesitó referentes y se escondió entre los túneles del césped cuando se le esperaba en los micrófonos. Cuartero, abrumado por la opinión popular, pidió salir hace tiempo, para ser recordado como el futbolista que fue y no como el directivo que ha sido. Raúl Sanllehí retrasó su salida en verano, consciente también de que era una carta que todavía podía guardarse. Ha llegado en el cierre de un octubre marcado por las dudas, como el primer eslabón de un cortafuegos que señala ahora a Carcedo y Torrecilla.
Sería divertido que Sanllehí ensayara una despedida para Cuartero. Le agradecería su labor en la directiva, su zaragocismo inquebrantable y la amistad prestada estos meses. El nuevo director general dejaría para el final su obra maestra: “Cuartero se va pero de alguna manera queda para siempre. Para mí nunca dejará de ser Charly”.