ZARAGOZA | El resumen del Real Zaragoza en Villarreal se hizo solo, con una derrota que se vistió de empate. Mientras el primer equipo colecciona decepciones para su afición, dos partidos mostraron la pista que debe seguir el club. Fue un guiño del tiempo, una réplica de la suerte. El primero se jugó en el Estadio Joan Gamper, en División de Honor Juvenil. Adrián Liso resolvió a la carrera, en dos acciones hechas a su medida exacta. El segundo llegó en domingo: en el duelo entre el Deportivo Aragón y el filial del Athletic. Los goles de Pau Sans y Pablo Cortés sirvieron para firmar el mejor de todos los empates.
La historia se escribe en hojas desordenadas, pero el pasado siempre ofrece una revisión interesante, una pauta para el mañana. El Real Zaragoza encontró hace tiempo en su cantera una solución a sus problemas. Y ahora, cuando el club está cerca de desechar la temporada, los duelos del filial y del juvenil parecen una iluminación, otra forma de esperanza.
El triunfo del Juvenil en la casa del Barça
Venció el División de Honor Juvenil en territorio enemigo, en el campo más difícil de toda la categoría. Lo hizo a través del trabajo colectivo y de la defensa total de sus integrantes, con Hugo Barrachina en el lugar de un mariscal. Cuando hubo que ganar, Adrián Liso marcó todas las diferencias.
Liso siempre tuvo una marcha distinta, más piernas que el resto. El primer gol fue un bonito tráiler de lo que llegaría después. Si primero ganó el choque y la carrera, en el segundo tanto su acción fue una estampida. La disputa fue suya a un mundo de la portería. Después trazó el camino de los distintos, dribló a todos los rivales que se encontró a su paso y miró más tarde a la portería. Allí soltó su latigazo, un golpeo duro, preciso y combado. Y firmó un gol que no olvidará nunca.
Empate entre el Deportivo Aragón y el Bilbao Athletic
El Deportivo Aragón y el filial del Athletic dignificaron el fútbol de cantera en un duelo vibrante, lleno de alternativas, hecho de pura emoción. El partido sirvió para conocer la zurda de Aingeru Olabarrieta, uno de los talentos más singulares de Lezama. Pero sirvió, sobre todo, para probar el carácter competitivo de los de Larraz. Es un equipo con todas las letras, competitivo, maduro dentro de su juventud, que se comporta como una sola unidad.
El Aragón supo igualar dos veces el duelo y quizá mereció el triunfo a los puntos. En el plan colectivo, metódico y trabajado de Larraz, dos jugadores tienen algunas licencias. Pablo Cortés representa el valor de lo distinto, la magia entre tinieblas. Pau Sans tiene ángel y el gol en las venas. Los dos sellaron los tantos del empate, en un duelo lleno de alternativas, plagado de talento, que ayudó a olvidar el sinsabor del primer equipo.
Cortés se retiró tocado y eligió un sitio fuera del banquillo. Le acompañó Pau Sans, que había sido sustituido. Los dos radiaron el final del partido, en una bonita estampa. Son amigos a los que el fútbol ha hecho hermanos. Y muchos soñaron que en esa postal tan cotidiana, improvisada, se escribe ahora un futuro distinto.
no es el momento para los chavales, están mejor demostrando su valía en sus equipos y dejar a los “profesionales”?en el campo aguantando la crítica