HUESCA | El Huesca quiere buscar una difícil paz social. El grupo de hinchas que forman “La voz de la afición” y los directivos que asistieron a la reunión decidieron organizar una reunión entre el Consejo de Administración y las Peñas el próximo martes 9 de enero a las 19.00. En esa cita intentarán limar asperezas en un momento convulso para el conjunto altoaragonés. Prueba de ello es la carta firmada por doce Peñas en las que pidieron la dimisión del Consejo de Administración y de los cargos directivos de la Fundación Alcoraz.
En el club se habían planteado la posibilidad de responder esa carta, pero la opción de tener y cara a cara con los peñistas ha gustado en Camino Cocorón. Los dirigentes quieren aunar fuerzas de aquí a final de temporada con el objetivo de poder lograr la permanencia. Sin embargo, la afición, o buena parte de ella, quiere explicaciones para saber cómo se ha llegado a una situación económica tan complicada.
Con el cambio de Hidalgo por Ziganda se lograron calmar las aguas de un estadio que vivía crispado. En el estadio se han vivido jornadas para el recuerdo, como en el choque ante el Espanyol, con una entrada histórica y un ambiente inolvidable. El efecto Hidalgo parecía haber cambiado a la hinchada, pero tras no haberse producido un cambio de propiedad, los ánimos se han vuelto a incendiar y las redes sociales arden contra cada noticia que afecta al club.
La “Paz Social” se logra haciendo las cosas bien, cosa que no se ha hecho desde que se fue Agustín Lasaosa.
La gestión de la venta al Grupo Costa fue un desastre y un desatino, buscando los cargos actuales que no se hiciera, pues sabían que con ella perdían el empleo.
Jorge Costa tenía previsto invertir en la SDHuesca 10.000.000 €, 2 por el valor de las acciones y 8 en concepto de ampliación de capital.
Ello hubiera dado seguridad y estabilidad a la SAD, pero unos cuantos hubieran perdido el empleo.
Esa situación es parecida a la que se dió en el Real Zaragoza, donde hubo gente, con grandes sueldos, que se tuvo que ir al paro.
Creo, sinceramente, que la nueva gestora de la fundación debería de reconsiderar la venta al Grupo Costa y que los elementos que están en la SAD, que no son dueños, deberían de estar calladitos, aunque lo que pretenden es que lo compre algún grupo inversor y ellos seguir en el sillón.