Finalizado el mercado invernal de fichajes es quizá el mejor momento para evaluar la labor de Emilio Vega y Ramón Tejada de una forma algo más precisa. Cierto es que la labor de un director deportivo y su equipo quizás sea más objetiva valorarla en un largo espacio de tiempo, pero estos dos mercados han dejado argumentos de sobras para empezar a ver parte de su hacer. Con la sombra alargada de Lalo y José María Barba y su ‘aparente’ mano en la plantilla azulgrana de la pasada campaña -donde habían dejado un trabajo reconocido y visible-, tenían el difícil reto de, al menos, mantener el nivel. A tenor de lo visto lo han elevado. Quien ponía en duda el perfecto funcionamiento de la entidad azulgrana ha quedado retratado.
Porque todos sabemos que esta SD Huesca no es un club similar a otros. En la ciudad oscense será muy difícil ver a un director deportivo hacer y deshacer sin que nadie eleve el grito en el cielo, pero se aplica el sentido común. La mano del director deportivo también tiene su momento de protagonismo. Es quizá en ese equilibrio de aptitud y experiencia donde se ha ido forjando el proyecto ganador que parece estar viviendo su momento de mayor esplendor.
Sin duda, la mano de Bahía y la experiencia de Agustín Lasaosa y Petón son piezas fundamentales en este proyecto. A estas alturas de la película cuesta entender nada de lo que ha pasado sin sus figuras. Pero el tiempo está demostrando que la llegada de Emilio y Ramón ha supuesto una aportación muy positiva. En su haber quedarán las llegadas de jugadores que han elevado el nivel y han hecho olvidar a jugadores como Samu Sáiz o Sergio Herrera. Llegadas trabajadas desde ligas algo desconocidas que manejan y explotan desde un discreto protagonismo.
Porque al buen bloque del año pasado se han sumado al menos 4 futbolistas que, tras lo visto en esta primera vuelta, han sido fundamentales. Y eso tiene buena parte de su sello. Había un buen trabajo iniciado pero el cambio de rumbo ha llevado consigo un remate casi perfecto. La llegada de Rubi ha supuesto la mejor de las incorporaciones. Su gestión de la plantilla está siendo brillante, pero la mirada transigente de Emilio ha conseguido dotar al proyecto de una sinergia y comunión en la cual todas las partes parecen haber aportado su granito de arena.
En la unión está la fuerza, pero nada tendría fundamento sin acierto. Ese acierto que te sitúa al pie de los caballos o por el contrario catapulta un proyecto hasta el infinito. Siempre nos quedará la duda de qué hubiera pasado si el pasado febrero nada hubiera cambiado, pero lo que es una realidad es que lo que ha venido después ni el más optimista hubiera podido imaginarlo.
Desde el silencio, con una prudencia que en este mundo parece necesaria, han cogido un toro de potencial visible para darle los muletazos con mucho tino. La faena estaba bien encaminada, pero el brillante esfuerzo por llevar el proyecto a su terreno ha dejado como resultado una estocada certera.