ZARAGOZA | El Deportivo Aragón cayó ante la SD Logroñés (1-2), en una mañana difícil, que fue otra nota en la tristeza del zaragocismo. El primer y el segundo equipo ofrecen señales preocupantes y caminan cerca del precipicio, como si la maldición tuviera réplicas en todos los frentes. Para hacer más grande la herida, la sentencia del Deportivo Aragón llegó a través de La Ciudad Deportiva, con Raúl Rubio como el mayor protagonista. El delantero volvía al que fue su campo y eligió para la cita el traje de verdugo.
El ambiente de La Ciudad Deportiva era el de un funeral: caras largas, pocas palabras y ninguna sonrisa. Hugo Pinilla alegró el entierro por un rato. Lo hizo con un tanto de museo. El gol siempre fue hijo del control y Pinilla acudió valiente al balón dividido, en busca de un contacto que fue también un regate. El primer toque fue un sombrero, el segundo un auto pase y el tercero, una nana hacia la red (1-0). Es difícil concentrar tanto talento en tan poco tiempo. El luto admitió un breve paréntesis. Llegó a través de la cantera, con la firma de Hugo Pinilla, un niño que pertenece a la condición de los distintos.
El Deportivo Aragón pierde pie tras el descanso
La historia duró hasta el descanso, cuando Argente, que había posado en la foto del primer tanto, decidió ser protagonista en el del empate. Le flotó el Aragón, le dejó avanzar hasta la línea de tres cuartos y le cedió el testigo a Raúl Rubio. Goleador del filial durante mucho tiempo, todo el mundo supo que el canterano no iba a fallar esa oportunidad (1-1).
El partido se llenó de duelos: presidió la batalla y se olvidó el fútbol. En ese contexto, creció la SD Logroñés, menguó el Deportivo Aragón. En la segunda mitad, llegó el peor momento del filial, coincidiendo con el mejor despertar de Raúl Rubio. Guillermo Acín salvó dos veces, pero no pudo detener un penalti ejecutado por Miguélez, forzado por el delantero (1-2). Como la madera más peligrosa siempre fue la propia, Rubio lideró la reacción e Iván Castillo dominó los duelos. También Sergio Gil tomó el pulso del partido. El aplauso que La Ciudad Deportiva le dedicó a Gil tuvo algo de justicia poética, de un perdón diferido.
El Logroñés le venció a un Deportivo Aragón al que le tiemblan las piernas, que ha dejado de remar y ofrecer señales de resistencia. No parece ya una cuestión de actitud sino de pura impotencia. Preocupa el lenguaje gestual del grupo y que el equipo empiece y acabe con Lucas Terrer, Hugo Pinilla y Chema Aragüés. También que Larraz haya decidido prescindir un día sí y otro también de un talento como el de Pablo Cortés.
Curiosamente, el Logroñés ganó con el sello de La Ciudad Deportiva, con la firma de Raúl Rubio. El delantero se adueñó de la segunda mitad, ganó duelos y venció firme, con potencia y hambre, en el lugar que le vio nacer. El Deportivo Aragón entra en una depresión que se resume en dos palabras: Real Zaragoza.
Ficha técnica
Deportivo Aragón (1-4-3-3): Acín; Sabater (Jaime Sánchez, 80’), Carrillo, Barrachina, Vallejo; Terrer, Vacas (Pablo Cortés, 80’), Saidu (Aragües, 46’); Pinilla (Yoha, 80’), Mañas, Cuenca (Angong, 62’).
SD Logroñés (1-5-3-2): Martí; Lazcano (Elorza, 62’), Montero, Gaubeka, Argente (Miguélez, 46’), Albizua; Sergio Gil (Basurto, 62’), Castillo, Lamadrid (Castañeda, 78’); Raúl Rubio (Morales, 85’), Álvaro García.
Tarjetas (Roberto Carralero): Amarilla a Sergio Gil (8’), Saidu (29’), Barrachina (52’), Lazcano (55’), Raúl Rubio (82’) y Vallejo (88’).
Goles: 1-0 Pinilla (28’), 1-1 Raúl Rubio (44’), 1-2 Miguélez (53’).