ZARAGOZA | El fútbol de Maikel Mesa pertenece a un género distinto en este Zaragoza. Autor de 8 goles en la temporada, sus registros están fuera de toda duda. Reflejan además sus virtudes: las de un llegador nato, un goleador con la piel de un mediocampista. Si la temporada se entiende a través de sus goles, un dato preocupa más que ningún otro. El último gol de Maikel Mesa llegó el 5 de febrero. Desde ese día, el Real Zaragoza solo ha sumado un tanto en los siguientes seis encuentros.
Los números del curso definen a Maikel Mesa como el principio y el fin de todas las cosas. Víctor Fernández expresó, sincero, algo que cualquier zaragocista había pensado al ver su temporada: “¿No crees que debes participar más en el circuito del juego?”. Mesa asintió. Y la respuesta del técnico tuvo un punto de genialidad: “Pues ahora es el momento”.
Su partido ante el Espanyol admite algunas dudas, pero ofrece una conclusión importante: Víctor Fernández confía en su talento y le mantiene en el campo también cuando no acierta. Quizá más cerca de la zona de creación, un interrogante rodea a Mesa desde el inicio del curso. Todo el mundo sabe explicar cuáles son sus virtudes, pero ¿cuál es su punto de partida ideal? ¿el Zaragoza necesita mayor protagonismo del canario o que esté fresco para los momentos definitivos?
Víctor Fernández le situó más cerca de la base del juego, lejos del lugar que dibujaron Escribá y Velázquez para él. Ante el Espanyol aumentó su participación, pero jugó casi siempre en zonas frías. Manoseó la jugada, protegió el balón pero no pisó los lugares en los que suele ser definitivo. Según esa lectura, situarlo más cerca de la zona del enganche, próximo al gol sería una de las mejores soluciones. Pero la temporada prueba que ese sitio también demuestra algunos defectos del canario. Participar poco le desespera, le vuelve irascible y descubre un lenguaje gestual algo arrogante. Camuflarse para el momento de la verdad solo tiene sentido si el equipo sabe surtirle de oportunidades en la frontal del área. Y eso, en este Zaragoza de mínimos, está lejos de ser una costumbre.
Víctor Fernández busca un entorno ideal para su mejor atacante. Quizá planea encontrar un punto medio entre la participación constante y la llegada puntual; el inicio de todo y la aparición en las zonas en las que puede ser indetectable. Una de las virtudes del técnico siempre fue entender el talento y ahora medita soluciones para Maikel Mesa. Al canario se le tiene ya por un misterio. Todo el mundo sabe que es el mejor jugador, pero nadie sabe exactamente desde dónde tiene que serlo.