Segundo en Les Arcs 4* y confirmado para participar este fin de semana en la montaña eslovaca de Jasna. Es Thomas Rich. Es de Huesca, participa en el Freeride World Qualifier y se puede considerar como un ‘outsider’ en lo que es la progresión lógica en un deporte tan espectacular, duro y difícil como el snow.
Y es que la historia está jalonada por corredores que se pusieron las tablas a los 3 años. De tipos que aprendieron a deslizarse cuando dejaban de gatear. De deportistas que han visto la nieve desde el cuarto de su habitación. Thomas Rich es la contra de la lógica. Igual el único nexo con lo académico es la pasión por el riesgo, por la nieve. Y aunque parezca lo contrario desde fuera, en el freeride tienen la cabeza muy bien amueblada. Saben cuál es el riesgo y sus consecuencias.
Lejos quedan los tiempos en el pueblo de Botaya cuando Rich tenía como mejor juguete un patinete y las cuestas por donde lanzarse. La nieve era algo que había en la montaña y a la que se acercaba en la Semana Blanca. Poco más. Sin más interés que el de pasarlo bien. Eso sí, el niño apuntaba maneras. Su madre –Melanie- lo cuenta con ese orgullo sano de toda madre: “Cuando tenía 10 años cogió una tabla, le vieron con soltura y le preguntaron cuánto tiempo llevaba. Respondió que 20 minutos”. Y así lo apostilla Thomas: “Hicimos una primera clase de snowboard con mi hermana. A ella le costó mucho, y yo enseguida empecé a hacer curvas y dar mis primeros saltos. La gente que me vio se quedó impresionada con la habilidad de primeras. Allí surgió mi pasión para el snow”. Ese contacto con la nieve, con saber que había una conexión especial se almacenó en el disco duro de la cabeza de Thomas. El crío creció. Se fue a Pamplona. Empezó a estudiar Artes y a los 18 años decidió dar un giro copernicano a su vida para abrazarse al esquí.
Nacido hace 25 años en Huesca, sus padres son ingleses -como buen hijo se deshace en elogios sobre sus progenitores y recalca que “siempre me han apoyado”- y reconoce que, de niño, su cultura de nieve se reducía a “subir una vez al año. Siempre esperaba esa Semana Blanca del invierno y cuando ya tuve poder de decisión fui a por ello”, recuerda. Además, empezó como ‘palillero’. El snow no estaba tan metido como ahora y cuando tuvo la oportunidad de cambiar por la tabla giró su pasión.
Desde pequeño, el riesgo ha ido cosido a sus acciones. La nieve se impuso sobre otros deportes como la bici o la escalada donde Thomas Rich también se probó. Siempre con cierta querencia por la adrenalina, por vivir sensaciones fuertes –“mis padres ya está curados de espanto”, suelta entre risas- que se fueron moldeando hasta hacer del snow su profesión ya que trabaja como monitor en Andorra. A los 18 años fijó su objetivo en Candanchú, en formarse como profesor. “Tuve que tomar una decisión en Bachillerato. No encontré mi sitio y se me ocurrió ser monitor de esquí. Entonces no subía tanto a la nieve, pero con el apoyo de mi familia y algunos ahorros iba algún fin de semana o de forma aislada, pero nunca era algo continuo”, dice.
Empezó a esquiar en Astún, una de las cunas del surf sobre nieve en España, y hace cuatro años fijó su residencia en Andorra, un paraíso del freeride. En la temporada 2016/17 entró en el Freeride World Qualifier. Y en su primera competición ganó. “Fue una sensación muy grata y me dieron ganas de seguir compitiendo”, acota. Los dos últimos años los ha trabajado al máximo en su mejora y ese trabajo tuvo como derivada el segundo puesto en Les Arcs 4*, en un deporte donde se conjuga fuerza mental, física y suerte porque la valoración de los jueces es puramente subjetiva. Este fin de semana tiene billete para el Jasna Adrenalin 4* donde buscará la primera plaza para restar a quien hoy domina la clasificación, el francés Ludovic Guillot-Diat.
Su deseo es conseguir plaza en el Freeride World Tour y la entrada es bastante estrecha ya que solo accede el primero del Freeride World Qualifier. La otra vía es la invitación. Dentro de poco hay una competición en Andorra, en Arcalis, y allí espera tener la ‘wildcard’ donde tocará jugársela para ser mediático y entrar en el circuito de esa manera.