ZARAGOZA | El Real Zaragoza llega al Alcoraz en busca de una victoria que le dé sentido a su salvación. Ganar al vecino significaría alcanzar un respiro, aliviar por un día el fracaso de una temporada llena de desilusiones. No será sencillo. La SD Huesca compite bien y se defiende mejor desde que Antonio Hidalgo tomó las riendas del Alcoraz.
En su plan, le cede las llaves del sistema a Óscar Sielva, un todocampista con un cañón en sus piernas. Pulido, más conciliador que nunca en las horas previas al derbi, será el líder imprescindible, el capitán necesario. En el perfil diestro, Gerard Valentín forzará para llegar a la cita. Y arriba, Obeng buscará hacerle daño a un equipo que siempre se le dio bien.
Deberá evitar el Real Zaragoza la participación del mediocampista y ser más valiente que nunca en El Alcoraz. Ya no vale dominar una fase del juego, sino que conviene presidir el partido de pe a pa, mostrar que hay heridas vigentes desde la ida. Especialmente inspirado llega Iván Azón, que tiene goles en su memoria en el estadio oscense.
La mayor duda de Víctor Fernández reside en ese lugar de la escena. El técnico debe decidir si darle una última prórroga a un delantero sin goles en su cuenta. Sinan Bakis no solo parece negado ante las porterías, sino lento en los duelos, perdedor de todas las disputas. Maltrecho en el plano físico, uno nunca sabe dónde empieza su bloqueo y dónde acaban sus molestias.
Si Víctor decide escuchar la voz popular y no su ferviente intención de recuperarle, trasladaría a Azón a la punta del ataque. La banda izquierda sería para Liso, quizá el único especialista a pie natural que tiene ahora en su plantilla. En el perfil opuesto, Germán Valera busca la senda que dibujó en El Ciutat de Valencia. Los otros tres puestos tienen nombre propio. Maikel Mesa ocuparía el lugar del enganche. Y unos metros por detrás, la mezcla de Marc Aguado y Toni Moya tendría continuidad.
El duelo valdrá, de nuevo, algo más que tres puntos. Cuesta creer que dos enemigos íntimos vayan a conformarse con un empate que puede ser un mal menor para ambos. Al Real Zaragoza solo le vale librarse de un bloqueo que se escribe a domicilio: el equipo no gana fuera de su estadio desde el 5 de octubre.
Entonces todas las ilusiones parecían lícitas. Hoy la voluntad del grupo pasa por sobrevivir en la temporada y ganar en un estadio complejo, en el que no vence desde 2017. Víctor Fernández repetirá hoy aquello de que es el partido más trascendental del curso. Será también el más especial que queda en el calendario. Y no hay mejor lugar para romper las maldiciones.