Es difícil escribir una crónica cuando el partido ni siquiera se disputó, pero, para parafrasear la novela homónima, fue la crónica de una muerte anunciada en el mismo momento que se decidió escoger el campo del CDRU como sede para la final.
No fue la muerte del rugby, como alguno se podría atrever a decir. El rugby está muy vivo en los corazones aragoneses, vengan de donde vengan. Ha sido la muerte de la confianza de un club como el Quebrantahuesos en la federación que le dirige y debiera representar en la misma manera que al resto de clubes. Mucho se ha escrito ya sobre cómo y de qué forma se escogió el campo de José Manuel Juan Boix, con lo que realmente poco más se puede añadir al respecto.
Hay quien dice que la respuesta del Quebrantahuesos fue desproporcionada, y a simple vista podría parecerlo, pero hay dos puntos en los que habría que detenerse: el primero es que, parafraseando la junta directiva del QRC, esto “ha sido la gota que colma el vaso”, después de encontronazos varios en la promoción de escuelas, una mala gestión en la liga s16 y s18, entre otras bondades.
El rugby, como deporte, está creciendo de forma exponencial, especialmente en España, un país sin la tradición rugbística de Francia o Inglaterra. Ese momento dulce solo se puede consolidar y materializar con una sinergia adecuada entre clubes y federaciones, como por ejemplo los NDC en Gales (national dual contracts), contratos sufragados a mitad entre clubes y federaciones para fijar talento nacional a cambio de un calendario más flexible a la hora de afrontar partidos internacionales.
Desde un inicio, el QRC ha estado bien dispuesto a proponer nuevas ideas y colaborar en la medida de su capacidad de promocionar el rugby en Aragón; no obstante, debido a su distancia geográfica de la capital y de la gran dispersión de sus escuelas (desde Ainsa hasta Almacelles), el club altoaragonés ha dispuesto siempre de una gran dificultad a la hora de diseñar su plan de desarrollo de jóvenes talentos, y repetidamente por acción u omisión, la FAR no ha sido la federación de todos, llegando al despropósito de que el segundo club de Aragón en fichas escolares no haya participado en ninguna de las concentraciones promovidas por la FAR.
Huesca es la única provincia de España sin club de rugby presente en su capital
La respuesta de “no habéis venido porque no habéis querido” se la deberían dar a esos padres a los que solo ir a Monzón les cuesta una hora de trayecto por carreteras secundarias, como para pensar en acudir a Zaragoza, Ejea o Tarazona de manera periódica. Es de reseñar que Huesca es la única provincia de España sin club presente en su capital, lo cual dice mucho del esfuerzo a nivel de federación de promocionar el deporte oval en esta provincia, esfuerzo que el QRC ya lleva realizando de forma individual gracias a la participación activa de sus voluntarios.
El segundo punto reseñable tiene que ver más con las esencias del rugby. El rugby es un deporte de mucho contacto, donde la disciplina y el respeto a las normas son imprescindibles para no sufrir lesiones y ofrecer un espectáculo de calidad. Sin normas este deporte no vale nada. El romper o cambiar las normas a gusto y en el último momento, tal y como se hizo con la designación de la sede de la final, no es solo una falta de respeto a los clubes que participan en la liga, sino al propio deporte al que representan. De esta forma lo entendió el QRC. Una vez traspasada la línea del reglamento, solo queda el vacío. Y vacío se quedó el campo del CDRU a las 18.15 del sábado 21 de abril, así como muchos corazones de socios, jugadores, seguidores y patrocinadores del club, que vieron que una fiesta del deporte se acabó transformando en un esperpento.
Este final de temporada supone sin duda un cambio de ciclo en el club altoaragonés, que a pesar de los pesares, sigue orgulloso de su trayectoria a lo largo de estos últimos 6 años desde su fundación, en los que ha logrado asentarse como un club dinámico, lleno de ideas y con ganas de transformar la sociedad oscense a través de ese deporte tan querido por todos como es el rugby.