Mal en defensa y peor en ataque. Así podríamos resumir la imagen del Real Zaragoza en Fuenlabrada en un partido mal planteado desde el inicio. Víctor Fernández optó por realizar rotaciones en un partido clave: el encuentro que podía aupar a los blanquillos a la segunda plaza del campeonato. Con el único delantero del equipo, Luis Suárez, tocado; Víctor Fernández decidió seguir negándole a Linares la posibilidad ya no solo de ser titular, sino la opción de tener algunos minutos en la segunda mitad del encuentro.
Sin delanteros es difícil poder optar a firmar una victoria. Así se vio en la primera mitad, con un Zaragoza totalmente anulado en ataque. Jorge Pombo actuó como referencia arriba, mientras que las bandas estuvieron ocupadas por Álex Blanco y Papu. Los dos estuvieron más desaparecidos si cabe que en los minutos que habían disputado hasta ahora saliendo desde el banquillo.
El centro del campo tuvo una conexión nula con la línea atacante. Ros no mostró su mejor versión sustituyendo a Eguras e Igbekeme está cada vez peor físicamente. Guti era la tercera pieza en el mediocentro para formar con un 4-3-3 desordenado y sin vida.
A la hora de defender, Blanco y Papu retrasaban sus posiciones para formar una línea de 4 en el centro del campo que dejaba a Ros más retrasado, como pivote único, para ayudar en tareas defensivas a los centrales. Ni el sistema de ataque, ni el 4-1-4-1 defensivo llegaron a funcionar. El Real Zaragoza mostró su peor cara en todas las vertientes durante los primeros 45 minutos.
El Fuenlabrada, mucho más ordenado que los zaragocistas, se limitó a dejar a los blanquillos la posesión del balón y ser rápido al coger el esférico para encontrar espacios a la espalda de Atienza y Grippo. Eso, junto con los huecos por banda que dejaban Delmás y Nieto, provocó que llegase el primer gol de los madrileños antes del descanso. El Zaragoza se vio, de nuevo, por detrás en el marcador pero esta vez la reacción no fue suficiente.
Cambio de sistema del Real Zaragoza en la segunda mitad ante el Fuenlabrada
En la segunda mitad, Víctor introdujo cambios y movió de nuevo el sistema con el que el Real Zaragoza estaba formado sobre el campo. Esta vez el acierto fue mayor. Soro (otro de los olvidados en las últimas jornadas) y Suárez entraron por Blanco e Igbekeme. Guti y Ros pasaron a formar el doble pivote dentro de un 4-2-3-1 con Suárez arriba y Papu, Soro y Pombo en la línea de tres por detrás del delantero.
Pombo, escorado a su posición más natural por banda, recobró protagonismo ante la defensa del Fuenlabrada. Así pudo forzar el penalti con el que Ros lograba el empate. Sin embargo, apenas cinco minutos después, un fallo en cadena de toda la línea defensiva blanquilla permitió que Iban Salvador anotase el 2 a 1 definitivo. Delmás estuvo lento y en general, todos los defensores perdieron su marca, como así reconoció Víctor posteriormente en rueda de prensa.
En el 73 entró Kagawa por Papu, pero el japonés volvió a firmar una nueva actuación muy gris. Solo Pombo tuvo la oportunidad de poder empatar. Un partido para olvidar pero del que sacar conclusiones de aquellos errores que, si se quiere optar la ascenso, no se pueden volver a repetir.