ZARAGOZA | Iván Azón firmó ante el Granada su mejor partido con la camiseta del Real Zaragoza. El delantero atraviesa su momento más feliz, pleno de confianza, liberado de todas sus jaulas. Veloz y afilado, suma 6 goles en los últimos 6 encuentros. En la secuencia, solo dejó de marcar ante el Castellón y lo compensó con un doblete frente al Granada. Su estado se explica a través de su entusiasmo, de la fe y de su constancia. También a partir de una revisión de sí mismo: ha trabajado sus defectos y ha encontrado el contexto ideal para potenciar sus virtudes. Además, el canterano ha logrado mezclar y progresar con sus acompañantes. No parece casualidad que los mejores momentos de Bazdar hayan llegado cerca del canterano. Tampoco que nadie haya entendido el juego de Azón mejor que el futbolista balcánico.
Los números describen a un delantero en clara evolución, mejorado en todos los registros. Marca un gol cada cuatro remates y ningún jugador del Zaragoza toca tantas veces como él el balón en el área (6 por partido). Ganador de 5 duelos aéreos por encuentro, 4 de sus tantos han llegado en remates de cabeza. Ese recurso no parece casual, sino el fruto de un trabajo silencioso y decidido. Azón ha evolucionado en algunos conceptos claves: el timming del salto, su poder a nivel condicional y la ejecución del cabezazo. Especialmente cómodo en el centro que parte desde la derecha, ha progresado en algunos intangibles que definen sus goles: la convicción, la capacidad de anticipación y la elasticidad de su remate.
Azón cumple una temporada más una historia ya conocida. Siempre parte con desventaja en la rotación y el canterano recorre un camino más largo hacia los goles. La diferencia es evidente en este curso: está mejor rodeado que nunca. Y, ahora mismo, parece el compañero ideal para cualquier atacante y la mayor amenaza para la zaga rival. El ejemplo del sufrimiento de Ignasi Miquel o Miguel Rubio el sábado es tan revelador como la declaración de Bernardo Vital a Aragón Deporte hace algunas semanas. Si pudiera elegir un delantero al que no querría enfrentarse sería siempre Iván Azón.
Frente al Granada, el canterano reinó en las áreas y fue el principio y el fin del triunfo. Mejoró la jugada, dio soluciones de profundidad y estuvo acertado en todas las acciones técnicas. Más rápido que nunca, gana duelos y parece imbatible en las largas distancias. En verano, unos días antes de la pretemporada, recordó sus tiempos como atleta y ensayó series de velocidad en una pista desgastada, con la voluntad de mejorar todos sus registros. Lo ha logrado frente al reloj, en los marcadores y también en el corazón de la gente. Ante al Granada, el cántico de sus goles recorrió la grada. A mi espalda, un niño dejó escrita la última línea: “Azón está en su prime”.