El Real Zaragoza presentó ayer a su nuevo director deportivo, a la pieza más esencial de una estructura distinta. El fichaje de Juan Carlos Cordero supone un avance, un cambio de rumbo. Sanllehí dijo que nunca hubo una opción tan sólida como la de Cordero, por mucho que llegase a haber treinta propuestas sobre su mesa. La elección del director deportivo cartagenero refleja una voluntad distinta: la de construir un equipo de autor. Y esta vez el arquitecto no parte desde el banquillo o desde la cúpula. Las llaves de la idea están ahora en la dirección deportiva.
En la sala de prensa apareció Juan Carlos Cordero, mejor en las ideas que en la expresión, más feliz en el fútbol que en el verbo. De entrada, esa no es su labor ni su virtud. Su fama no tiene que ver con su discurso, sino con su trabajo. Conoce el fútbol de segunda, ha proyectado equipos de ascenso y maneja las claves de la competición. Se mueve entre bambalinas, pero tiene un lugar protagonista en los proyectos. Y no descarta nada para esta temporada, sin despreciar las posibilidades de una plantilla que siempre pareció a medio hacer.
Cordero escuchó la oferta del Real Zaragoza con la piel de gallina. Y estimó entonces que su ciclo con el Tenerife ya había acabado. Hizo todo por venir y en su presentación dejó algunas de las líneas maestras de su proyecto. El equipo tendrá sus señas de identidad antes de lo previsto. En sus palabras apreció la historia del Zaragoza y dijo que el equipo al que llega tiene que “estar con los mejores”. También que en el fútbol no hay casualidades y que la década en Segunda responde a los errores que se han cometido en los despachos y en el fútbol.
Cordero dejó en su comparecencia una advertencia para el mercado. Sin salidas, sin dejar espacio salarial en la plantilla, no podrá haber grandes reestructuraciones. Ellos son la palanca ideal, el punto de partida del cambio en invierno. En su presentación, Cordero evitó dar nombres concretos, pero la sensación general es que dice más por lo que calla que por lo que anuncia. Y que a esa calma le seguirá la tempestad, en verano o en invierno.
En su primer día en Zaragoza, tuvo palabras también para la cantera. Ninguna solución parece tan productiva como la que llega desde la Ciudad Deportiva y esa será la base del proyecto de Juan Carlos Cordero. Ahí reside la mejor de todas las novedades: ahora el club tiene un plan y al artífice de una idea. El Zaragoza se aferra al trabajo sostenido y silencioso de su nuevo gobernador, a un tipo que le debe su fama a lo que ya ha hecho en este juego. En un deporte imprevisible, Cordero es una certeza por razones muy simples: entiende el fútbol y todos sus secretos.