ZARAGOZA | Ayer no fue un día cualquiera. Volvía el fútbol a La Romareda después de las vacaciones. Y tras 4 años sin suerte, desde la temporada 2019/20, el Real Zaragoza venció en su debut. El partido fue muy especial. Por ambiente, por los casi 17000 aficionados que según La Liga había en el estadio, por empezar ganando… Pero para una persona en concreto fue más especial que para el resto: Marc Aguado.
Marc se vistió de blanco por primera vez de manera oficial en La Romareda. Ya pudo jugar frente a su afición en el Trofeo Lapetra. En aquel partido también realizó una buena actuación que convenció al zaragocismo. Aunque el aficionado banquillo promedio no haya visto mucho al mediocampista, hace tiempo que Marc dejó de ser el hijo de Aguado. Sus tres años de Erasmus en Andorra le han convertido en un gran mediocentro, gracias en gran parte a su entrenador Eder Sarabia. Un pivote no sólo hábil en el robo de balón, sino también bueno en el trato de balón. Al más puro estilo Busquets. En la Romareda comandó el centro del campo detrás de Toni Moya, Francho Serrano y Maikel Mesa.
Marc Aguado desquició por completo a sus rivales. Lideró en defensa las recuperaciones del equipo con 10 duelos exitosos de 12 que intentó. Estuvo tan presente en el medio del campo que la solución del filial del Villarreal fue superarlo por vía aérea. Obligó al equipo de Miguel Álvarez a jugar a adelantarse a campo abierto a los zagueros blanquillos, estrategia que tampoco funcionó. Su gran actuación duró 81 minutos. Escribá quiso recompensar su rendimiento sacándolo del campo y así recibir los elogios de la afición. Toda La Romareda se fundió en un gran aplauso durante varios segundos en su relevo por Jaume Grau.
Así, Marc Aguado cierra un día especial para él. El debut en liga, y primero en su casa, en el equipo de su vida y donde su padre es el jugador que más partidos ha disputado junto a otra leyenda: José Luis Violeta. Un partido que será el primero de muchos.