James Igbekeme ha perdido el protagonismo que tuvo en otro tiempo. En su primera temporada fue una sorpresa feliz. Uno de esos jugadores que podía cambiar el curso de los partidos. Desordenado, pero también vertical y con recursos para salvar la presión a través del regate. Conquistó a la grada, que esperó siempre una reacción genial del nigeriano. Su aparición tuvo un efecto poderoso: el de la primera impresión.
El curso de las temporadas no ha jugado a su favor. Dejó de ser vital para Víctor Fernández, fue intrascendente con Baraja, irrelevante con Iván Martínez y no tiene la confianza plena de Juan Ignacio Martínez. A veces es capaz de dinamizar los encuentros, pero se pierde a menudo entre las lesiones y los errores más simples en el inicio del juego. Ha dejado de ser regular, para no sentarle bien el día a día.
Miguel Torrecilla anunció que el club no está en condiciones de acudir al mercado invernal y que debe ser el mercado el que acuda a Zaragoza. En ese contexto, Igbekeme es una de las opciones que el club considera para el traspaso o una cesión con opción de compra. Ya ha cumplido 100 partidos con el Zaragoza y sigue dando la impresión de que sus mejores encuentros fueron los primeros y no los que están por llegar.
El nigeriano tiene contrato hasta 2023 y un buen cartel en la categoría. Pudo ser traspasado tras su primera temporada y se llegó a valorar una oferta firme del Getafe. En ese momento se apostó por un jugador que apenas ha progresado en el tiempo. Quizá por eso el Real Zaragoza escucha ofertas por el futbolista, porque cuenta con una ventaja estratégica. James Igbekeme siempre pareció mejor futbolista al verlo solo unas pocas veces.