Juan Carlos Carcedo y Miguel Torrecilla ya no forman parte de la estructura del Real Zaragoza. Los dos han sido cesados en sus cargos hace unos minutos. El anuncio, ya previsto desde la derrota ante el Alavés del pasado viernes, se ha hecho oficial a través de un comunicado en la página web. Es el punto final de una ceremonia ya vista: se cierra con un escrito impersonal, en el que el club utiliza el eufemismo de “reestructuración” para endulzar el despido.
El tiempo de Carcedo se acabó pronto y será, como ya estaba escrito, una nota al pie en la historia del Real Zaragoza. Miguel Torrecilla desaprovechó todas las ventanas de fichajes y fracasó una y otra vez en la planificación de la plantilla. Sanllehí confió en su conocimiento de la categoría y guardó su lugar como un paraguas y el mejor de sus escudos. Los errores de Torrecilla se repitieron, al mismo tiempo que Carcedo elegía mal su receta para las segundas partes y los partidos. La derrota en Mendizorroza fue el paso definitivo, un punto sin retorno.
La salida de Miguel Torrecilla era definitiva desde hace tiempo. Presentado como “nuestro director deportivo” por Sanllehí en sus primeras intervenciones, todas las decisiones que tomó después se parecieron a las anteriores. Nunca acertó en la construcción de la plantilla ni en la elección de sus goleadores. En la memoria colectiva quedarán algunas de las frases que utilizó Sanllehí para darle la palabra a su subordinado. Desde el “Adelante, Miguel”, hasta otra cita célebre: “Os dejo con Miguel, él es el que sabe de fútbol”.
En el despido de Torrecilla hay un punto de justicia poética. El director deportivo sobrevivió al cese de su mejor argumento: Juan Ignacio Martínez. Ahora, Sanllehí es el que se queda sin cortafuegos y todas las miradas se centrarán en él. Las asignaturas del mandamás son evidentes: la elección de un técnico que repare el ánimo de un grupo herido también en el fútbol y el de un director deportivo al que se le puedan dar las llaves del proyecto.
El escrito anuncia “una reestructuración en su parcela deportiva, finalizando la vinculación contractual” del director deportivo y entrenador. Les agradece “la dedicación, la profesión y el esfuerzo”. Y propone la receta para el futuro: “trabajamos para reconducir la situación deportiva y continuamos con la firme convicción de competir al máximo para que la familia zaragocista se sienta identificada y orgullosa con el equipo”. Sanllehí trabaja en un perfil distinto en los dos puestos vacantes. Para el banquillo busca un técnico con experiencia, que incida en el plano humano que siempre marcó este juego. En la dirección deportiva, quiere una figura de referencia con el zaragocismo, capaz de leer los secretos del club y de manejar al detalle las claves de la categoría.
La historia se repite, como un bucle interminable, sin importar que hayan cambiado los personajes de esta escena. Tras la salida de Cuartero, Sanllehí apuesta también por el despido al unísono de Torrecilla y Carcedo.
Una vez más, el Zaragoza necesita reiniciar la temporada con el curso ya en marcha.