A pesar de estas dos victorias consecutivas, el Real Zaragoza no se merece estar en los puestos en los que se encuentra actualmente. Los nueve empates consecutivos de récord desfiguraron una realidad distinta a lo que indicaba la clasificación cada semana. Durante los tres primeros meses de competición el Zaragoza mereció más puntuación en partidos dominados de cabo a rabo por los de Jim. La falta de clarividencia en los últimos metros difuminó buenos partidos en líneas generales, además de añadir grandes dosis de nerviosismo a unos jugadores sobre el foco de la crítica continuamente.
Bien, pues ahora parece que el camino empieza a enderezarse y que el conjunto del león ha dado con la tecla para afrontar los partidos con mayores garantías de victoria, y no de empate. Fíjense en lo paradójico que es el fútbol; posiblemente en El Plantío, el Zaragoza disputase su peor partido hasta la fecha. No obstante, aquella victoria por la mínima en la fría noche burgalesa avivó la débil llama de la esperanza zaragocista.
Antes de ese partido, el nombre de Juan Ignacio Martínez empezaba a sonar como uno de los cambios obligados que necesitaba el equipo para reorientar el rumbo. La falta de una hoja de ruta clara y las prisas de una directiva ensimismada podrían haberle cortado la cabeza al técnico alicantino si en Burgos no se salía con los tres puntos. Afortunadamente no fue así, y tras muchas semanas de sinsabores el fútbol obró justicia con el Zaragoza y sobre todo con Jim.
Crecer desde atrás con intensidad
Para entender este empujón general que ha experimentado el equipo se deben atender varios aspectos. Mucha culpa de que el Zaragoza haya competido en todos los encuentros –y ahora consiga resultados– la tiene la solidez defensiva que ha mostrado hasta el momento. Desde luego que si a la falta de gol se le hubiera añadido la debilidad defensiva de años anteriores, el Zaragoza estaría hundido en la clasificación. Pero no ha sido así, y Jim ha conseguido pulir la obra que ya comenzó a crear la temporada pasada.
A nivel defensivo, el Real Zaragoza está cuajando una temporada espectacular. Con tan solo nueve tantos encajados en 14 partidos, Cristian Álvarez encabeza la lista de porteros menos goleados (junto a Fernando de la UD Almería). Además, Jair Amador se ha erigido como un auténtico valuarte defensivo mostrando su mejor nivel desde que llegó, y Alejandro Francés se ha consagrado como uno de los centrales más determinantes de la categoría de plata con tan solo 19 años. El triángulo formado por estos tres jugadores permite a los compañeros de delante respirar más tranquilos cuando ataca el equipo rival.
Otro de los aspectos más potenciados por los muchachos de Jim es la intensidad con la que saltan al terreno de juego. Nano Mesa sin duda ha ejemplificado esta virtud con la que cuenta el Zaragoza actual gracias a su carácter pasional y su entrega absoluta. El compromiso de los jugadores parece más que garantizado por lo que completar el resto de facetas del juego solo será cuestión de práctica y tiempo.
El Real Zaragoza levanta la mirada
El aficionado casi ni recordará cuando fue la última vez que el Real Zaragoza tenía más sensaciones de playoffs que de descenso. A pesar de que los números indiquen que los maños se encuentran más cerca –todavía– de la zona baja que de “la pomada”, el sentir es otro. Los jugadores, más desinhibidos, han demostrado carácter y más calidad de la vista hasta ahora, así como una sintonía con el público y con el propio entrenador muy poco frecuente en este periplo por Segunda división. Sin duda, el equipo debe aprovechar la cresta de la ola para compensar muchas semanas de zozobra resultadista.
“Nuestro objetivo siempre ha sido subir directos a Primera división”, indicó Alejandro Francés en una entrevista en La Jornada desde la concentración con la Sub-21. El káiser de la defensa blanquilla quizá fue excesivamente optimista con esta meta, pero sus palabras son un buen indicativo de la ilusión con la que el Zaragoza afronta cada uno de sus partidos. Es momento de recoger lo sembrado hasta ahora; los empates en las jornadas anteriores han supuesto, más allá de continuas decepciones, un aprendizaje continuo que bien puede ser de gran utilidad en esta fase esclarecedora de la temporada.