El tercer empate consecutivo del Real Zaragoza no ha despertado excesiva preocupación en tierras mañas. El equipo sigue siendo tercero con un partido menos y mantiene la condición única en la categoría de invicto. No obstante está teniendo un problema en su juego y en la labor de sus laterales.
El equipo de Victor Fernández atraviesa un mini-bache de tres jornadas sin encontrar el camino de la victoria. Historias y contextos bien diferentes, aunque algunas dolencias son compartidas. El Real Zaragoza ha perdido ese atributo de inexpugnable atrás y el embudo ofensivo empieza a ser un síntoma repetitivo.
Sin peligro por bandas
El Real Zaragoza ha empeorado en su juego ofensivo y defensivo. Siempre lo relacionamos, pues no dejan de ser aspectos que van de la mano. Centrándonos en el ataque los chicos de Fernández están atascándose por dentro y no están logrando activar sus costados.
Con el rombo, perfectamente dirigido ayer por un fino Eguaras, se necesita una mayor implicación ofensiva de los laterales. Ni Carlos Nieto ni Julian Delmás fueron productivos en el día de ayer a pesar de tener el contexto oportuno. Tampoco hubo ningún futbolista de dentro que apareciera por fuera para sorprender, exceptuando alguna intervención inteligente de Raúl Guti.
Es posible que Victor realizará hincapié en que no hubiera excesivas licencias ofensivas. Conociendo el potencial del Málaga al contragolpe, que cabalgó como pocos rivales hasta ahora en la Romareda, Nieto y Delmás tenían que estar atentos. El caso es que quedaron en tierra de nadie y el equipo mostró falta de profundidad.
El equipo echa de menos a Vigaray
Es fundamental para activar a los de dentro, que las bandas sean llenadas por los laterales. Y que estos muestren condiciones ofensivas. En esta ecuación entran dos hombres en la incógnita. La vuelta de Vigaray, indispensable por su nivel defensivo, pero fundamental también en su solvencia para pisar zonas dañinas. Y el papel de Álex Blanco. Hasta ahora revulsivo intermitente, que en el día de ayer le sirvió una jugada y un toque para realizar lo que el encuentro pedía en todo momento: un desmarque a línea de fondo y un centro fuerte de primeras.
Desconozco si Blanco tendrá cualidades y podrá afrontar en algún tipo de partido una posición tan exigente como la de lateral izquierdo. Pero ayer el equipo dio la sensación de necesitar ese perfil de futbolista mucho antes del minuto 89. El Real Zaragoza tuvo problemas en su juego, pero sigue mostrando dos cosas: Nivel y fe. Jugadores al nivel de cualquier equipo en la categoría y una implicación y un hambre que les va a llevar a dejarse la piel hasta el último resquicio de cada encuentro.