El Real Zaragoza ha empezado a desangrarse en defensa. Tras un maravilloso inicio en el que solo recibió dos dianas en seis partidos el profundo túnel que lastró al equipo la temporada pasada ha vuelto a abrirse.
Una directriz clara y evidente en verano era dotar al Real Zaragoza de una defensa competitiva. 52 goles recibidos con uno de los mejores guardametas del campeonato era intolerable. Fue el principal lastre del equipo en esa terrorífica temporada experimentada hace unos meses.
Seis goles en los últimos tres partidos
Si el Real Zaragoza quería trazar una temporada ilusionante y con opción a la lucha por el ascenso debía haber un cambio importante en su defensa. Individual y colectiva. Para lo primero llegaron solo dos refuerzos, pero de un nivel sobresaliente. Vigaray-Atienza juntos habían formado un perfil por el que los maños eran inexpugnables.
Desde que Carlos Vigaray se marchará lesionado de la Romareda hace tres semanas el equipo se ha caído atrás. Ha perdido al lateral más en forma de la categoría y se ha resentido tanto en ataque como en defensa. El Real Zaragoza ha encajado el triple de goles en sus tres últimos partidos que en la media docena de encuentros inicial. Una media de dos goles por partido saldada con dos puntos de nueve. Una peligrosa dinámica que acerca a las adversidades vividas la pasada campaña.
Dudas en algunos defensas del Real Zaragoza
Sin Vigaray el equipo pierde nivel. Delmás camina siempre en la fina línea del error, tanto es así que Victor ni siquiera contó con él en la última convocatoria aún siendo conocedor de que el ex del Alavés podía recaer. Fue Guti el que ocupó ese carril diestro con una línea de tres centrales por detrás. El sacrificado jugador aragonés volvió a demostrar que es el centrocampista más en forma del equipo, aún actuando fuera de su zona.
Además de este problema en la zona diestra Victor Fernández está dando muchos cambios a la pareja de baile de Atienza. Clemente con confianza, orgullo y una calidad extra en la salida de balón, está mereciendo la titularidad. Por méritos y por deméritos de un Simone Grippo y un Alberto Guitián tendentes al error y con un ritmo inferior al de sus acompañantes.
Contragolpe y balón parado, las principales dolencias
Los goles encajadas por el Real Zaragoza tienen un denominador común claro. Y vuelve a recordar a los síntomas de enfermedades pasadas. Contragolpes y balón parado. Por su forma de jugar, y teniendo en cuenta la cantidad de equipo que prefieren correr a dominar en esta liga, es lógico que los blanquillos encajen ahí. 2 goles en los últimos dos partidos en contraataques rápidos tras una pérdida o un mal posicionamiento.
Sin embargo preocupa más los dos goles recibidos a pelota parada ante el Málaga y el Cádiz. El Real Zaragoza fue anticompetitivo durante varios tramos de la pasada temporada porque en cada jornada recibía un gol en estas lides. La pelota parada no define el juego, pero si muchísimos partidos. Y si no que le pregunten al ataque del zaragocista, que ha sido incapaz de anotar un solo gol con la cabeza.
Sin embargo conviene no perder la perspectiva. Los chicos de Victor Fernández aún son el segundo equipo que menos veces ha recogido la pelota de su portería junto al Cádiz y al Fuenlabrada. La SD Huesca lidera la estadística con solo 5 goles en contra permitidos. No todo es tan grave como están queriendo pintar algunos sectores, aunque es evidente que la portería de Cristian ya no queda tan lejos para los rivales.