Mañana idónea para jugar a fútbol en Tarragona. Cielo despejado y buena temperatura en esta inédita jornada matinal de la Copa del Rey. Todo lo contrario al juego del Zaragoza. Sin las ideas claras y con un nulo bagaje de ocasiones de gol durante la mayor parte del choque. Con un once muy reconocible, sin ningún jugador del filial, y con Clemente en el lateral izquierdo como principal novedad. Por el contrario, el Nàstic de Tarragona jugó su partido con las armas que tenía y generó serios problemas a la zaga zaragocista. Dos goles en propia puerta del equipo local pusieron en bandeja el pase al conjunto del león.
Excesivo premio en la primera mitad
El Real Zaragoza fue muy eficaz en la primera parte. El Nástic salió muy activo durante los primeros cinco minutos del partido con una presión muy adelantada en la salida de balón del Zaragoza. El primer remate lo protagonizaría el veloz delantero tarraconense Amang tras un centro lateral, que se marcharía fuera de los palos defendidos por Ratón. Cuando mejor se encontraba el Nástic, llegó el gol del Zaragoza. Falta lateral provocada por Álex Blanco que Rodríguez remata hacia su propia portería para anotar el primer tanto del encuentro. Un jarro de agua fría para las aspiraciones locales a los seis minutos de partido.
El Nàstic anima el partido ante el Zaragoza
Una vez abierta la lata, el Real Zaragoza tomó las riendas del partido a través de posesiones largas sin peligro claro para el Nàstic. Los de Toni Seligrat trataron de cortar las posesiones cometiendo en numerosas faltas. Diez minutos de dominio maño que terminó con un otro remate del equipo tarraconense que se marchaba cerca del palo izquierdo. A partir de ahí, los locales se animaron e intensificaron su presión y crearon, a través de los centros laterales, varias remates con la peor de las intenciones.
En una de ellas, Ratón tuvo que intervenir abajo para evitar el empate. Dos minutos después, Brugué, el jugador más activo del Nástic en la primera parte, tuvo en su cabeza otra ocasión. Sin embargo, su cabezazo salió directo a las manos de Ratón. En esta jugada se reclamó por parte de los jugadores y aficionados granas un posible penalti de Grippo por empujar al rematador. El Real Zaragoza no conseguía dominar todas las facetas del juego y los catalanes vieron en los centros laterales la forma más rápida y sencilla de hacer daño.
Kagawa, en otra nueva oportunidad para demostrar su contrastada calidad, fue el jugador más activo del Zaragoza ofreciéndose en cada jugada del equipo. Papu, que no estuvo muy acertado, fue su mejor aliado y a la media hora de juego tras una jugada combinativa, el nipón llegó hasta línea de fondo para poner un buen centro, sin rematador.
El segundo, también en propia
Junto a Kagawa, Álex Blanco se erigió como el jugador más desequilibrante. Sus regates crearon cierto peligro, ya que estos solían acabar con faltas a favor del Zaragoza. Sin embargo, no participó todo lo que hubiese sido necesario. Linares por su parte se dedicó a bajar balones para jugar de cara. Sin ninguna ocasión clara en sus botas, fue quien hizo el movimiento de remate para provocar que Goldar anotase en su propia portería el 2 a 0. Este gol vino tras una buena jugada del Zaragoza: triangulación del equipo en la frontal hasta que Kagawa filtró un milimetrado balón a Julián Delmás para que le lateral pusiera el centro que acabó en gol.
La primera parte nos dejaría con una vaselina de Papu que se marchó por encima del larguera y con otro acercamiento, esta vez sin remate, del Nástic. Excesivo premio para el Real Zaragoza que se marchaba al descanso con dos goles de diferencia y sin haber tirado a puerta.
Sufrimiento hasta el final
La segunda parte fue un correcalles. El Zaragoza se relajó en exceso con el resultado a favor y el Nástic se dejó todo para intentar remontar. Los de Víctor Fernández cometieron muchos más errores en el pase que en la primera parte. El Nástic no se rendía y la presión ejercida durante el inicio del segundo acto se incrementó. Con su equipo también se animó la grada del Nou Estadi, poco ruidosa durante los primeros 45 minutos. En todo este contexto, en el minuto 56 debutaba con el primer equipo Marc Aguado sustituyendo a un errático Igbekeme, que tras una de cal el pasado martes, vuelve a ofrecer otra de arena.
La mejor ocasión del Nástic y del partido llegó de las botas de Amang en el minuto 60. El delantero camerunés se quedaba solo ante Ratón tras un buen pase filtrado del experimentado capitán Javi Márquez. Para desesperación de la hinchada grana, su delantero no supo definir mandando el balón desviado.
El Real Zaragoza no despertaba y su rival sustituía a sus dos delanteros titulares para dar entrada a otros dos delanteros. Uno de ellos Jonothan Pereira, un clásico de la segunda división en los últimos años. Ante la insegura salida de balón de los maños, el Nástic aprovechó para atacar saliendo a la contra tras robo. La defensa hacía aguas y los catalanes llegaban a las inmediaciones zaragocistas con mucha facilidad. Con este panorama de efervescencia grana, Pol anotó en el 68 un auténtico golazo desde la frontal imposible de atajar para Ratón. Los nervios se instauraban definitivamente en el Zaragoza.
Los de Seligrat seguían soplando y soplando pero la casa zaragocista no se desplomaba. Un Zaragoza anestesiado en ataque no lograba conectar con sus mejores hombres de ataque. Otro debutante, Baselga, salía al campo por un frustrado Linares para dar algo de aire fresco al equipo a falta de veinte minutos para el final. Sin embargo, el Nàstic seguía a lo suyo y tras un córner del Zaragoza mal ejecutado, los locales salían a la contra con perros de caza para que Ratón, de nuevo, salvase al equipo con una buena intervención. Muy seguro el meta gallego en todo el partido.
Alberto Soro al rescate en el Nàstic – Zaragoza
Como si se tratase del salvador, salía la terreno de juego el titularísimo Alberto Soro. En los diez minutos que jugó dejó destellos del jugadorazo que es. El equipo mejoró y le ganó metros al Nástic. El primer disparo del Zaragoza llegó en el 83 después de que Papu disparara alto tras hacer su jugada de toda la vida: recorte hacia dentro desde el pico del área y disparo.
A falta de cuatro para el final y con un excesivo temor al empate local, Soro se sacaba de la chistera una jugada individual tras un saque de banda que acabaría con un pase a Papu dentro del área para que el georgiano anotase el definitivo 3 a 1. Mucha rabia en la celebración de Papunashvili que no dudó en besarse el escudo y agradecer a la afición desplazada su entrega durante todo el partido. Una celebración que sonó a despedida. El tercer gol enfrió el partido y los ánimos de la afición grana que empezó a abandonar las gradas del estadio.
Victoria final para el Real Zaragoza ante el Nàstic con un fútbol muy pobre, indigno del tercer clasificado de segunda división. De esta forma sella su pase a la siguiente ronda de Copa del Rey. Por su parte, el Nàstic de Tarragona ofreció una imagen positiva en su campo que ayudará en su crítica situación en el grupo III de 2ºB. Primer partido superado de una semana que se espera ajetreada repleta de partidos para el Real Zaragoza.