Una vez disputadas dieciocho jornadas de la Liga SmartBank, se empiezan a ver los caminos que tomará cada equipo de aquí a final de temporada. El Real Zaragoza se sitúa en la sexta posición de la tabla metido de lleno en la lucha por el codiciado ascenso. Sin embargo, los resultados contra los conjuntos de arriba no están siendo positivos. Además, los conseguidos contra aquellos equipos que no están en lo más alto, pero que por plantilla y afición pueden aparecer en cualquier momento, no son del todo reconfortantes. Ante los cinco primeros clasificados, el Real Zaragoza tiene un vago bagaje de 2 de 12 puntos posibles ante Cádiz, Almería, Fuenlabrada y Girona. Este hecho limita las opciones del conjunto maño de distanciarse de sus perseguidores.
¿Punto de inflexión con el empate ante el Girona?
El pasado sábado frente al Girona se pudo observar un cambio de dinámica en este tipo de encuentros, disfrutando de un Zaragoza que se creyó superior ante un rival con una plantilla digna de Primera División. Un empate que pudo haber sido una victoria de no ser por los errores defensivos de la zaga maña y alguna que otra polémica arbitral.
Como antítesis de este partido están las derrotas que sufrieron los blanquillos frente a Cádiz por 0 a 2 y frente al Fuenlabrada por 2 a 1. Ahí la personalidad del equipo se vio modificada en parte por el buen hacer del rival, pero sobre todo por falta de convencimiento de la plantilla de Víctor Fernández. La desesperación y la falta de mordiente frente a los cadistas y la falta de contundencia en los dos áreas frente a los madrileños, decantaron ambos partidos para sendos rivales directos del Zaragoza.
La dicotomía de Almería
El caso del Almería guarda ciertas semejanzas y diferencias con los partidos anteriores. El empate en Los Juegos del Mediterráneo hizo justicia en un partido en el que estaba en juego adelantar al otro en la zona noble de la tabla.
Los de Guti dominaron al Zaragoza en los primeros 45 minutos venciendo por 1 a 0. El conjunto de Víctor, sin Luis Suárez, apenas gozó de ocasiones y se limitó a defenderse, hasta que en la segunda parte con la entrada de Miguel Linares el equipo ganó profundidad y pegada logrando así el empate. De las botas de Kagawa estuvo la oportunidad de conseguir la victoria, pero el nipón erró en su intento. En este partido se vieron dos zaragozas distintos: el acomplejado y sumiso frente a los de arriba, y el atrevido en tres cuartos de campo que encierra a sus rivales a base de fútbol combinativo.
Aquel punto en Almería se dio por muy valido tras haber goleado la semana anterior a Las Palmas, un rival con aspiraciones semejantes, y por recibir el siguiente fin de semana en La Romareda a otro rival directo, el Albacete. Para desgracia de la parroquia zaragocista, el completo partido realizado por los suyos se vio ensombrecido por un gol en el último minuto de los manchegos. Otros tres puntos que no supo amarrar el Zaragoza y que volaron frente a un equipo que presumiblemente peleará junto con el Real Zaragoza por esas plazas de ascenso.
Sporting y Rayo, dos expectativas diferentes
Al principio de la temporada, estos partidos estaban marcados en el calendario como esos que presumiblemente serían determinantes a la hora de luchar por las primeras plazas. En contraposición a la realidad, nadie hubiera imaginado que tanto Sporting de Gijón como Rayo Vallecano estarían en la zona media-baja de la clasificación a estas alturas de campeonato.
Frente a estas dos históricos de nuestro fútbol, que como el Real Zaragoza, pasan por horas bajas, se pudieron sacar dos diferentes conclusiones: de la goleada recibida en Gijón por 4 a 0, los blanquillos recibieron un severo escarmiento que ha marcado un punto y aparte en la trayectoria del equipo; en la sufrida y agónica victoria en Vallecas se observó un Zaragoza bastante conservador en su juego y atosigado por los ataques del rival durante la primera parte, provocando más de un déjà vu del partido de Almería en los aficionados. Sin embargo, el equipo supo sacar la cabeza del agua y dar una bocanada de aire en forma de penalti trasformado por Javi Ros para sacar adelante una ajustada victoria de un complicado escenario. Dos experiencias diferentes ante equipos potentes de la categoría por historia y plantilla que por distintas circunstancias no se encuentran ahora mismo donde desearían.
A por un Deportivo hundido
Al igual que los casos anteriores, el Dépor se posicionaba en agosto como uno de los claros y principales aspirantes al ascenso este año después de caer en la final del Playoffs la temporada pasada. Pero ni mucho menos se está cumpliendo esta expectativa y los gallegos se encuentran viviendo un infierno en lo más bajo de la tabla.
Ganar al Deportivo de la Coruña no supondría vencer a un rival directo, ya que mucho deberán cambiar las cosas de aquí a junio para ver a los deportivistas en los puestos de ascenso. Sin embargo, ganar en Riazor significaría un plus de confianza para los chicos de Víctor Fernández de cara a próximos compromisos de gran envergadura, como el que le espera al Zaragoza el próximo 22 de diciembre en el Alcoraz, frente al Huesca. Un derbi que esperemos se celebre en las alturas, decisivo de cara a la segunda vuelta.
Está claro que el sueño del ascenso se tiene que fraguar cada uno de los partidos, pero vencer a este tipo de rivales que están demostrando ser un hueso duro de roer aporta un callo competitivo y una confianza al equipo imprescindible en esta categoría.