El Real Zaragoza busca diferenciarse del grupo que fue ayer, con ocho fichajes y una plantilla con más años de fútbol. Aún así mantiene un problema que le convierte esencialmente en el mismo equipo: su falta de gol. Sigue siendo tierno frente a la portería, dócil ante la sombra del portero rival, casi maldito ante el gol. A veces da la sensación de que el azar siempre se alía en su contra, aplazando el pase definitivo, el remate crucial. Un empate y dos derrotas después, acumula 37 disparos y solo 7 de ellos han acabado entre los palos, para no marcar ni un solo gol.
El equipo aragonés se ha topado en dos ocasiones con la madera. Ante el Valladolid, Iván Azón falló sobre la línea. Celebró el gol antes del remate y el error le pasó factura en el descanso. Minutos más tarde, Juanjo Narváez se encontró con el palo tras un lanzamiento de falta. El colombiano es el futbolista que más lo ha intentado en estos partidos, pero solo dos de sus opciones han obligado a la intervención del guardameta rival. Además, acumula 14 partidos sin marcar, desde el 27 de marzo de 2021 en Las Gaunas. Hasta el momento el mejor socio del colombiano es Iván Azón, que tampoco pudo batir a Roberto Jiménez, en su segunda oportunidad en el José Zorrilla.
A los dos delanteros le siguen Francés, Eguaras, Azón, Bermejo y Zapater, que probaron fortuna en los últimos duelos. También tuvieron su oportunidad ante el Cartagena Jair y Borja Sainz, pero el central no pudo dirigir un cabezazo a bocajarro y el extremo vasco llegó un segundo tarde al rechace de Marc Martínez.
Atacar de formas distintas
En el análisis de las ocasiones generadas por el Zaragoza, se observa una evolución. Ante el Ibiza el equipo se atascó, disminuido por el calor y la mala gestión de los esfuerzos. Ninguno de sus 11 remates acabó entre los palos y ante la falta de recursos, utilizó el disparo desde la larga distancia como una medida desesperada.
Frente al Valladolid intentó atacar de manera distinta. Condicionado por el sistema de tres centrales del equipo vallisoletano, entendió que el germen de las ocasiones estaba en las rupturas al espacio y en el pase interior. Precisamente así llegaron las mejores opciones, siempre en botas de Azón. Pese al volumen de juego, el ratio de efectividad tampoco se elevó en exceso, con 14 remates y solo 2 disparos a puerta.
Juan Ignacio Martínez leyó el enfrentamiento ante el Cartagena de una manera diferente. El Zaragoza buscó el desequilibrio por fuera, a través del progreso y del centro de sus laterales. Más del 60% de las ocasiones llegaron tras un servicio desde la banda. El equipo mejoró sus registros, con 5 disparos a puerta en sus 12 remates para no batir nunca al Cartagena. En un giro cruel del destino, Gámez, que protagonizó muchos de los ataques por el carril, apareció en el marcador del partido con un gol en propia puerta.
Más allá de los cambios de modelo y de intérpretes, la mejora del Zaragoza volverá a estar unida a su acierto en el Estadio de Santo Domingo. El club aragonés necesita aumentar su instinto en el área ante el Alcorcón y generar ocasiones con los que ya estaban y los recién llegados, con Narváez o Álvaro Giménez al frente de un pelotón sin suerte. No es ningún secreto para nadie, pero el gol volverá a ser una vez más la llave de este juego.