ZARAGOZA| Tan solo hubo una buena noticia el domingo pasado en Ipurúa. Sinan Bakis volvió a vestirse de corto tras superar la meniscopatía de su rodilla derecha que le lleva pasando factura desde su periplo en Andorra. Sustituyó a Mouriño a falta de algo más de diez minutos para sumar efectivos en ataque e intentar empatar el partido, pero apenas entró en contacto con el balón. El delantero turco no venía ofreciendo un gran nivel en las primeras jornadas ligueras y cuando parecía que tan solo un gol haría de él el jugador que siempre fue recayó de su lesión.
Con Iván Azón como principal referencia ofensiva, el Real Zaragoza no ha logrado revertir el importante problema de cara a ver la puerta rival y han sido jugadores como Maikel Mesa o Mollejo los que han cargado con el peso del gol. Como es lógico, la ausencia de un “9” que asegure el bien más cotizado ha debilitado a un equipo que sigue navegando en tierra de nadie conforme van pasando las semanas. A pesar de ello, Juan Carlos Cordero no ha querido acudir al mercado invernal en busca de un delantero y desde la dirección del club se confía en que Bakis sea el fichaje.
El turco es un delantero que disfruta estando cerca del área contraria. Un rematador nato que también puede asociarse con sus compañeros haciendo el trabajo de descargar balones gracias a su corpulencia y estatura. Además, es un ariete con gran manejo de ambas piernas y su capacidad para armar el tiro hace que no se piense en exceso cualquier disparo desde fuera del área. Sin embargo, ninguna de estas cualidades se le han visto desde que recaló en las filas zaragocistas. Quizá, el trabajo de espaldas para dar continuidad al juego fue lo único que agradecía de él el equipo antes de su lesión.
Números para creer
Sinan Bakis fue una de las revelaciones de la temporada pasada en la Liga Hypermotion. Sus 12 dianas en 33 partidos lo hicieron consolidarse como el tercer máximo goleador de la competición. Tras un verano convulso en el que esperó hasta el último minuto una oferta de un equipo de Primera División, el club blanquillo logró convencerlo para ser uno de los pilares fundamentales del equipo en su regreso a la máxima categoría del fútbol español. Ahora, ya recuperado de sus molestias en el menisco, quiere hacer disipar los fantasmas de antes de su lesión y volver a rendir al nivel que ofreció en Andorra. Y es que el Real Zaragoza necesita su mejor versión como agua de mayo si de verdad quiere aspirar a estar entre los seis primeros a finales de mayo.