Arriesgar no siempre sale bien. Víctor Fernández realizó una apuesta valiente ante Osasuna y esta vez el Real Zaragoza dejó a un lado la imagen que le ha caracterizado en los últimos partidos. Los zaragocistas tuvieron un bajón en su rendimiento, muy marcado (todo hay que decirlo) por jugar con 10 prácticamente toda la segunda mitad.
El Real Zaragoza comenzó jugando con un 4-2-3-1, repitiendo la defensa y el doble pivote que jugó ante el Albacete, pero variando del centro de campo hacia adelante. Linares jugó solo en punto, con Álvaro Vázquez a la izquierda, Biel a la derecha y Soro como enganche.
Pombo, ante su bajo rendimiento de las últimas semanas, se quedó en el banquillo. Esta se convierte en la primera decisión de Víctor Fernández que puede ser discutible por la afición. ¿Resulta apropiado comenzar de nuevo a señalar a Pombo? Al fin y al cabo, el canterano no lo está haciendo peor que otros titulares indiscutibles como Álvaro Vázquez.
Intercambio de golpes
Con este once inicial sobre el campo, el Real Zaragoza tuvo unos 15 minutos de dominio y juego dinámico. Los extremos se movían por dentro, permitiendo la subida de los laterales, mientras Eguaras se quedaba atrás para colaborar en ayudas defensivas. La idea salió bien al principio, pero el Real Zaragoza continúo con su falta de pegada.
Osasuna no tardó en adueñarse del centro del campo. Los navarros comenzaron a disponer de ocasiones para adelantarse en el marcador, pero Cristian volvió a ser el salvador blanquillo. El Real Zaragoza perdió posesión y presencia en el centro del campo.
La ausencia de Javi Ros comenzó a plantearse como un error ante un rival que tiende a poblar el centro del campo, presionar la salida rival y hacerse fuerte desde lo físico.
Segunda parte con 10
En la segunda parte, la expulsión de Eguaras en el minuto 48 marcó el partido. Un castigo “exagerado”, como dijo Víctor Fernández, a partir del cual, el Real Zaragoza cedió el balón a su rival. Aquí sí fue necesario modificar el esquema inicial. Con un jugador menos, Víctor sí dio entrada a Ros y retiró a Biel.
Ros e Igbekeme se quedaron en el centro del campo, Linares siguió siendo la referencia arriba, mientras que Soro y Álvaro ocuparon las bandas. Osasuna las tuvo de todos los colores y solo con un error de Dorado, que rozó el balón y despistó a Cristian, los rojillos pudieron perforar la meta zaragocista para firmar el 1 a 0.
El Zaragoza había resistido estoicamente durante muchos minutos, demostrando que el trabajo defensivo de las últimas semanas cada vez se refleja más sobre el terreno de juego.
Las aguas vuelven a su cauce
Con el último cambio, Víctor Fernández sacó del rincón a Jorge Pombo para sentar a un acelerado Linares que ya contaba con una amarilla en su haber. El delantero, por cierto, se mostró algo lento a la hora de alcanzar los balones largos que le intentó filtrar el centro del campo zaragocista durante todo el partido.
Con Pombo más escorado a banda y Álvaro arriba, el Real Zaragoza recuperó la esencia de las últimas semanas. El espíritu de lucha del equipo volvió a ser el que le ha hecho reconocible desde la llegada de Víctor. La mala definición impidió la gesta del empate, pero el partido deja una lectura clara: lo que funciona, mejor no tocarlo.