Eugenia Nájera (Zaragoza, 1989) va a comenzar en septiembre su temporada 15 como oficial de mesa en el baloncesto profesional. Ha estado en competiciones de la FAB, FEB y FIBA. Conocemos un poco más a cerca de cómo es esta actividad en la sombra pero que es absolutamente imprescindible para el buen desarrollo de los partidos.
¿Cómo es para un oficial de mesa un día de partido?
El partido empieza antes, cuando entramos en el pabellón y nos reunimos con los compañeros. Si no hay compenetración entre nosotros, el partido puede tener ciertas dificultades en la realización. A veces incluso quedamos antes para tomar el café. En el vestuario, cada uno cuenta la función que tenemos asignada en la mesa.
¿Cuáles son estas funciones?
Puede ser de operador de 24, cronometrador o anotador, que es quien está con el acta. En algunos partidos vamos cuatro personas. Uno es el ayudante del anotador, que se encarga solo de subir los puntos. Entonces el que va de cronómetro solo se ocupa de llevar el tiempo.
¿Con qué disfrutas más?
Lo que más me gusta es llevar el reloj de la posesión. Creo que es lo más entretenido. Tienes que estar más atento y puede haber más movimientos. Te obliga a estar más pendiente del balón y del juego.
¿Cómo es la comunicación entre árbitros y oficiales?
Yo por lo menos tengo la suerte de que se organizan muchas actividades para los nuevos árbitros en Zaragoza. Ahí acuden árbitros antiguos, anotadores… se juegan partidillos. Eso me sirve para conocer a mucha gente del arbitraje. Por tanto, cuando pitas con los de aquí se genera mucha complicidad porque al final los acabas conociendo a muchos. Y cuando vienen árbitros de fuera en competiciones de la FEB, a veces también los terminamos conociendo si repiten. Por ejemplo, tengo amigos de otras comunidades. Los anotadores no viajamos, viajan los árbitros.
¿Cuánto tiempo llevas inmersa en este mundo?
La temporada que acaba de terminar es mi temporada número 14. Desde que entré, he estado en bastantes competiciones tanto de FEB y FAB. He podido estar en los campeonatos de España que se celebraban en Zaragoza de infantiles, cadetes, junior… El Mundial U17 de 2016 o la Copa de la Reina de 2018. Me llevo buen recuerdo de todas las competiciones, pero lo que más me impactó fue el Mundial U17, porque venían árbitros internacionales y había que estar hablando todo el tiempo en inglés. También me gustó mucho estar en el torneo de preparación para el Eurobasket de la selección española femenina el mes pasado.
Acabo de terminar mi temporada número 14. He podido estar en un Mundial U17, Copa de la Reina o Campeonatos de España
¿Cuántos oficiales sois en Aragón?
Los anotadores en Aragón estamos repartidos por categorías. En el de Liga Endesa están unas 8 personas, lo mismo en Liga Femenina y también hay otro grupo para EBA. Yo estoy en Liga Femenina, aunque de vez en cuando vamos turnando, no todos los fines de semana me toca en Liga Femenina.
¿Tuviste alguna vinculación previa con el baloncesto antes de ser oficial de mesa?
Cuando era pequeña no jugaba a baloncesto. Era mi hermana quien jugaba y me dijo que me metiera cuando estaba en Primaria. Al final jugué desde quinto de Primaria hasta senior. Yo no quería porque había que madrugar mucho los fines de semana (risas).
¿Y los inicios en la anotación?
También me metí a anotar por lo mismo. Mi hermana me lo dijo. Se hacen dos cursos al año de anotación, uno de ellos en septiembre, que dura cuatro días. Nos daban las reglas básicas. Porque claro, hasta ese momento había estado de mesa en los partidos del colegio, algo que seguro mucha gente ha hecho. Ahí iba poniendo las ‘equis’ en los puntos, los jugadores y en las faltas como podía. Pero en el cursillo ya lo aprendí a hacer de manera profesional. No es necesario ser árbitro para anotar, pero hay que conocer las situaciones del juego y las señales del árbitro.
Se hacen dos cursillos de anotación al año, uno de ellos en septiembre
¿Te ha pasado alguna vez algo fuera de lo común, como que se vaya la luz?
Que se haya ido la luz no, pero que de repente el crono sin que yo haya hecho nada se haya apagado… sí jaja. Ahí la gente se me queda mirando y tuve que decir “¡yo no he hecho nada!”.