ZARAGOZA | Sergio Bermejo acaba de vivir uno de los capítulos más amargos de su carrera. El futbolista madrileño daba por hecho su traspaso al Sporting de Gijón y pensaba ejercitarse mañana con su nuevo equipo. Había pasado el reconocimiento médico, se alojaba en el mismo hotel de concentración que sus nuevos compañeros y solo esperaba una señal para iniciar su aventura en El Molinón. Los términos de la negociación ya estaban escritos: traspaso a coste cero y una serie de bonficiaciones en función de objetivos. El Real Zaragoza se reservaba un porcentaje de derechos y plusvalías en el caso de que se diera una futura venta. En el momento de la redacción de los contratos surgieron algunas diferencias irreconciliables. Otra versión señala que en el reconocimiento médico, por mucho que se declarara como apto, había indicios de una posible lesión. El acuerdo se rompió entonces, a pocos minutos del inicio del entrenamiento. Según ha avanzado AS, el club le ordenó a Sergio Bermejo que volviera para incorporarse a los entrenamientos en La Ciudad Deportiva.
Cuesta creer que en una operación sin coste, la negociación pueda aplazarse en ese punto, con el futbolista ya en Mondariz. Parece poco cabal también que en el fútbol profesional un jugador tenga que recorrer a la carrera las cerca de 8 horas de trayecto que separan la localidad gallega de Zaragoza. En el camino de vuelta hay una paradoja, casi un viaje al pasado. El Zaragoza le pidió a Bermejo que volviera para incorporarse esta tarde a los entrenamientos del equipo que ya había dejado, del que ya se había despedido. Y cuesta encontrar un motivo racional, más allá de dos conceptos que a veces lo expliquen todo: fútbol y Real Zaragoza.
Hace semanas, en las fases iniciales de la negociación, Juan Carlos Cordero reclamó una cantidad cercana a los 100.000 € por la operación. El Sporting de Gijón, que intuía que Bermejo era un descarte en Zaragoza, rechazó cualquier cifra por el movimiento. Jugó con las variables y Cordero cedió, considerando que ya era un triunfo liberar la masa salarial del futbolista, sin llegar a pagar por ello. Los términos se dieron por cerrados y durante el día de ayer se esperó la oficialidad de ambos clubes. La sospecha se confirmó durante la noche y Bermejo volvió sobre sus pasos. Y, a estas alturas, parece que no hay vuelta atrás en la operación. Llegados a este punto, uno se pregunta si a Bermejo le conviene deshacer otra vez sus maletas.